Apatía ciudadana por los partidos políticos

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    A nivel nacional, el 70 por ciento de los mexicanos tiene poca, o ninguna confianza en los partidos políticos. Y el problema es que, actualmente, existe esta percepción de que los partidos políticos no nos representan. Y en ese contexto, a los ciudadanos comunes, solo nos queda elegir al candidato ‘menos peor’, o simplemente abstenerse de votar.

    He tenido el honor de ser Consejero Ciudadano en tres procesos electorales locales, en cada uno de ellos, he sido testigo de primera mano, de la apatía ciudadana que existe a participar como funcionarios de casilla, y a la participación a ejercer el sufragio.

    Como ejemplo, tenemos que en las pasadas elecciones estatales del año 2021 hubo una participación electoral del 48.97 por ciento del total de la lista nominal de electores, es decir, solo uno de cada dos ciudadanos sinaloenses ejerció su derecho al voto, lo cual refleja una participación ciudadana bastante baja.

    Y el próximo 2 de junio pasará lo mismo; millones de mexicanos no acudirán a las urnas por la apatía que existe en el país. No a la democracia, sino a la partidocracia.

    A nivel nacional, el 70 por ciento de los mexicanos tiene poca, o ninguna confianza en los partidos políticos. Y el problema es que, actualmente, existe esta percepción de que los partidos políticos no nos representan. Y en ese contexto, a los ciudadanos comunes, solo nos queda elegir al candidato “menos peor”, o simplemente abstenerse de votar.

    Muchos lo hacen desde la decepción con el sistema, se sienten excluidos de las decisiones políticas, ven en ellos estructuras al servicio de los intereses de los grandes grupos de poder. Mientras que a los ciudadanos solo se nos consulta cada tres o seis años -según el tipo de elección-, las élites económicas tienen línea directa y permanente con el poder político.

    Y es que, los institutos políticos se han transformado desde su nacimiento en el Siglo 17, cuando representaban una propuesta ideológica, hasta la actualidad que solo responden a un pragmatismo sin una ideología clara. Y para muestra en Sinaloa, tenemos las coaliciones partidistas de institutos que históricamente han sido de izquierda, con otros, que lo han sido de derecha. Lo que nos dan a entender, es que los electores, solamente somos un medio para alcanzar y repartirse el poder.

    El primer país que construyó un sistema de partidos fue el Reino Unido. A finales de aquel Siglo 17 se fueron configurando dos grupos políticos con cierta organización, los “whigs” y los “tories”, que después se convirtieron en el partido liberal y el partido conservador respectivamente. Los whigs eran más progresistas, la izquierda de la época, y los tories, la derecha.

    Ya en el Siglo 20, en todo el mundo se dieron cambios económicos y sociales que modificaron la forma de tomar las demandas ciudadanas en los partidos políticos. Se produjo un aumento de la importancia de los medios de comunicación, y a partir de las mejoras en el Estado de Bienestar, surge la clase media, lo cual provocó que aparecieran estrategias electorales interclasistas. Estos cambios han influido en las propagandas electorales, dando pie a los partidos “atrapalotodo” (catch-all party o big tent party).

    Ahora, no hay diferencias ideológicas destacables, todo lo que dicen o hacen, tiene el objetivo de convencer al mayor número de electores, aunque de antemano, sepan que no lo van a cumplir. La mayor preocupación se limita a su imagen, mientras que la preocupación por los contenidos no va más allá de vagos planteamientos.

    Para el amplio electorado decepcionado, la abstención es un mensaje claro a la clase política; quedarse en casa ese domingo, es dar un portazo al sistema de partidos. Dicho todo lo anterior, es un comportamiento que se puede comprender.

    Cabe decir, que la abstención, así como los votos nulos y no válidos, benefician a los partidos más grandes y con estructuras sólidas, pues son los que tienen mayor capacidad de movilización. Así que, en mi humilde opinión, lo mejor es ejercer nuestro derecho a votar, aunque sea por la opción menos peor.

    Es cuanto...

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    omar_lizarraga@uas.edu.mx