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"Desde el ICAMI"

"Competitividad y discordia"

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    Dentro de mi vida profesional he tomado diversos programas de capacitación enfocados en la formación y desarrollo de personas. En este artículo quiero referirme a la competitividad individual. El enfoque que deseo dar a este término es de manera sencilla y práctica. El tema es vincular los conocimientos adquiridos a la práctica profesional. La vinculación programa directivo – empresa, suena ideal; pero conjugar este binomio suele complicarse sobre todo si eres un teórico.
    Definamos competitividad como la capacidad de una entidad u organización con o sin fines de lucro para competir (Porter 1991).La competitividad es un término que venimos escuchando cuando hacemos bench marking. Por lo regular las empresas compiten por ser mejores en su nicho de mercado, tener instalaciones sobresalientes, dominar el mercado de las ventas y un número considerable de atributos que buscan día con día.  Lo cierto es que la competitividad puede generar  discordias.
    Para entrar en acción imaginemos un escenario laboral donde los protagonistas comparten el mismo nivel jerárquico; pero son evaluados periódicamente en base a resultados. Me refiero a una estructura plana; ahora bien, tomemos en cuenta el modelo de negocios en relación a horarios, reuniones de trabajo, formatos y documentación. Existen estudios recientes que revelan que las mejores ideas no precisamente son generadas en el lugar y horas de trabajo.
    En fin, la generación de ideas es solo el inicio de la productividad. Las personas como las empresas necesitan re inventarse periódicamente o enfrentaran la pérdida de participación en su nicho de mercado. Ordinariamente el perder mercado baja el nivel de ingresos pudiendo llegar al recorte de personal y el nada deseable cierre de operaciones. Es aquí donde el competir por conservar la posición pudiera generar malos entendidos. Entonces, la productividad se ve condicionada mayormente por los valores humanos en relación a la misión y visión de la empresa.
    Michael Porter desarrolla su modelo “cadena de valor”. Aquí es donde se grafica las actividades de una organización para generar valor al cliente y por ende a la empresa misma. Habrá que aclarar que la competitividad no surge por sí sola. Ser productivo es el resultado de un prolongado proceso de aprendizaje y negociación donde la prueba y error hacen su aparición. 
    Al retomar el tema de discordias en la competencia diaria de nuestros clientes internos, es imprescindible considerar la forma de plantear y desarrollar las estrategias de la organización.
    Dijo un gran amigo que el secreto del éxito en la comunicación son “los modos”. Tu estilo de dirección puede ser mal interpretado si no consideras esos pequeños detalles que hacen la diferencia entre una persona y otra. 
    “El camino al éxito está siempre “en construcción” Arnold Palmer
     

    Conocer nuestro entorno es de vital importancia; competir con quien no conoces no resulta nada inteligente. 

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