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"Opinión"

"Controle sus riesgos, ¡ya!"

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    El país y el mundo están nerviosos y agitados, como es una respuesta natural ante el ambiente de riesgo. Pero, ¿qué es riesgo? La descripción más tradicional corresponde al “evento futuro incierto que presenta la posibilidad que nos genere un imprevisto, un daño, una pérdida”.
    Hasta hace pocos años, usualmente considerábamos que los riesgos más eminentes eran las amenazas o siniestros a nuestras propiedades, inventarios, confianza, empleo, salud o vida y la mayoría de ellos los podíamos llegar a cubrir razonablemente de manera preventiva con Fianzas o Pólizas de seguros.
    La apertura comercial del país y la liberalización de los mercados nos expuso a otro tipo de riesgos, tales como las fluctuaciones de paridad del peso contra el dólar, las tasas de interés y los precios de algunos productos agrícolas, pero a la par, el desarrollo del sistema financiero, nos permitió tener acceso al sofisticado mercado de futuros y opciones, donde aparecieron coberturas de tipos de cambio, coberturas de tasas de interés, y hasta protecciones de precio de algunos productos agrícolas o metálicos.
    Sin embargo, la aún mayor rapidez a la apertura a la globalización nos expuso a otro tipo de riesgos, como el despiadado contrabando y la invasión de productos sin control, para lo cual no hubo la suficiente previsión, ni coberturas y que terminaron por liquidar a muchos negocios. El riesgo se asomó, la posibilidad se presentó y el daño se hizo una realidad.
    Hoy en día, el ambiente social, político, económico esta anímicamente frenético, lo cual genera nuevas amenazas, en el país en lo general, pero también para cada región, producto, empresa o negocio en lo particular. Ante ello, resulta imprescindible ser preventivo, descubrir nuestros riesgos, evaluar que tanto somos vulnerables, cuánto estamos expuestos a perder y definir qué acciones queremos tomar para evitar, reducir, mitigar, asumir, transferir o controlar nuestros riesgos.
    Por la intensidad del ambiente de incertidumbre, se ha desarrollado una nueva disciplina de estudio que es el riesgo como tal. En años recientes, varios programas de Maestría en Administración, Finanzas o  en Contraloría han incluido dentro de sus cursos obligatorios, la materia de “Administración de Riesgos”. Inclusive, se han adecuado modelos empresariales para facilitar el análisis de riesgos, tales como el ISO-9001-2018 y el marco 2017 de ERM (Enterprise Risk Management) de COSO (Committee of Sponsoring Organization on the Treading Commission). Por otro lado, las instituciones financieras deben ampliar su evaluación de riesgos, ya no solo de Capital y de Crédito, sino también de Mercado, Liquidez, Operacional, Legal y hasta de Reputación.
    Y bueno, Usted, al menos ¿Conoce sus riesgos? ¿Logra cobrar en tiempo todo lo que vende a crédito? ¿Tiene problemas de liquidez? ¿Se encuentra cubierto ante actos de violencia? ¿Tiene demandas legales que pudiera perder? ¿Tiene respaldados sus archivos digitales, sus contratos, su contabilidad? ¿Está monitoreando sus claves de éxito o fracaso? ¿Está cubierto ante resultados políticos adversos? ¿Está preparado ante un nuevo TLC? ¿Le está golpeando el tipo de cambio?
    Pues bien, en el sentido de ser preventivos ante el “riesgo”, últimamente la palabra se ha definido también, como la posibilidad de no llegar a lograr lo que se busca. Es decir, tenemos que ser cuidadosos, en no solo no perder lo que ya tenemos, sino además “asegurarnos” de poder lograr el objetivo que sí queremos. Dado que no hay muchas coberturas a la mano para poder asegurar nuestros planes, debemos de ser lo suficientemente previsores, o en su caso, inventivos, innovadores y cautelosos para contar un plan “B” o “C”. El punto finalmente, es que debemos empezar vivir en una cultura de prevención y atención al riesgo.
    Para iniciar, usted puede empezar a elaborar una sencilla “Matriz de Riesgos” en donde evalúe diferentes riesgos y contraste su nivel impacto, frecuencia de ocurrencia y severidad de la perdida. Piense en diversos tipos de riesgos y en su peor escenario. Puede empezar con el nivel de sus cuentas por cobrar que pudieran ser incobrables, para ver qué acciones toma.
    Ya si quiere ser más sofisticado y evaluar el impacto financiero, haga lo que hacen los cardiólogos con sus pruebas de esfuerzo o los ingenieros civiles con sus pruebas de resistencia de materiales, haga un presupuesto y ejecute un “stress test”, es decir juegue con sus variables (ventas, costos, gastos, razones financieras, etc.) para ver hasta dónde puede llegar (o aguantar) su negocio. Esta es también una estupenda metodología para probar riesgos en una evaluación de proyectos.
    ¿Está listo para cubrir la primera y la segunda definición de riesgo, es decir, poder tener un mayor control sobre sus pérdidas o utilidades, tanto actuales como futuras? Inténtelo. Solo unas recomendaciones, sea sincero consigo mismo, acepte lo que no está bien y resuélvalo. No se preste a las fantasías de que “a mí no me va a pasar”. Sea muy práctico. Suerte.
    Espero sus comentarios que enriquezcan nuestra cultura empresarial.
     

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