El Presidente Miguel de la Madrid, estableció la lucha contra la corrupción, como uno de los ejes de su gobierno, instituyendo para ello el slogan “La renovación moral”, colocando como base la frase “La solución somos todos”, misma que el pueblo bueno, sabio e ingenioso, se encargó de modificarla, para dejarla como “La corrupción somos todos”. Lo curioso es que ambas tienen razón, ya que para acabar con el flagelo se ocupa de la participación de todos, y por supuesto, para que se realice un acto de corrupción se requiere la participación de dos o más participantes.
Al final del sexenio de don Miguel el que, por cierto, también planteaba la austeridad gubernamental, no cristalizó en cuanto a la renovación moral de gobierno y ciudadanía, de tal suerte, que la corrupción sigue moviéndose a sus anchas en los tres niveles de gobierno y entre la ciudadanía.
Tampoco consiguió darle vigencia a la austeridad gubernamental, y a la fecha, acceder a una representación oficial, es entrar a un mundo de privilegios, como quien dice, a la dolce vita, sin costo para el bolsillo personal del afortunado. El dispendio de los recursos públicos, es criminal.
Miguel de la Madrid concluyó su sexenio el 30 de noviembre de 1988 y 35 años después, se continúa hablando de acciones para acabar con la corrupción y conseguir la austeridad en la vida pública, poniéndoles un nuevo acento el actual Presidente de la República, quien, desde su campaña, tomó la bandera significativa de la lucha contra la corrupción y concretar el postulado de la frugalidad en el manejo gubernamental.
A pocos meses de concluir su gestión, Andrés Manuel López Obrador no ha logrado concretar con solidez sus propósitos en cuanto dotar al gobierno de una solvencia moral a toda prueba, y lo peor, es que está con la fijación de acabar con instituciones que son coadyuvantes en el combate en contra de la corrupción, como es el caso del INAI, con el agregado de que frente a evidentes hechos graves de malos manejos de los recursos públicos, como el de Segalmex, ha reaccionado de manera tibia, incluso, disculpando al ahora ex titular de la misma, argumentando que fue víctima de engaños de parte de sus colaboradores.
Hace unos días, la periodista Sanjuana Martínez, ahora ex directora de la agencia noticiosa gubernamental Notimex, recientemente liquidada, considerada como una persona cercana al Presidente de la República, dio la nota al denunciar públicamente presuntos actos de corrupción cometidos por el Secretario del Trabajo y la Secretaria de Gobernación, al exigirle un moche sobre el monto de las liquidaciones laborales a los trabajadores, y a ella misma, como consecuencia de la extinción de Notimex, que sería destinado al financiamiento de campaña de la candidata de la 4T, Claudia Sheinbaum.
Los señalamientos de Sanjuana, hasta ahora, son verbales y no han sido documentados, circunstancia que puede poner en entredicho la veracidad de la denunciante, sin embargo, también hay que considerar que ésta, no es cualquier persona, ya que se trata de alguien con cercanía al titular del Poder Ejecutivo, con un prestigio sólido como profesional del periodismo, detalles suficientes como para arrancarle una promesa de investigación de los hechos al propio Andrés Manuel López Obrador. Pero no fue así, y en lugar de ello, este pidió pruebas de lo denunciado.
Dicen que cuando el río suena, agua lleva; son muchos los decires en torno a la corrupción de la gente que rodea al Presidente de la República, y el de Sanjuana Martínez, sonó como aluvión, sin embargo, quedará en eso, en un tronido, pero hasta ahí. ¡Buenos días!