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PUERTO VIEJO

El agua...

    osunahi@hotmail.com
    El tema de la sequía ha sido provocado, principalmente por el factor humano, pues el manejo que le damos al vital líquido, bien sea como consumidores o como administradores del mismo, es de lesiva irresponsabilidad. En el manejo del agua y de otros recursos naturales, actuamos como el ocasional favorecido por la suerte que incurre en el dispendio creyendo que la chequera es inacabable, y cuando menos piensa, se encuentran en la inopia.

    En uno de sus poemas costumbristas, doña Elenita Vázquez de Somellera, acuñó la frase “En Mazatlán, el tiempo se mide por carnavales”. Muy atinada, por cierto, ya que la llamada máxima fiesta porteña nos marca acentuadamente, un ciclo dentro de nuestra vida cotidiana, que concluye con una celebración pública que compartimos alegremente con la gente que viene de otros lares a disfrutar del jacarandoso evento, mismo que, afortunadamente, reportó saldo blanco, a pesar de todas las circunstancias adversas de inseguridad que nos rodean.

    Como cada quien habla de la fiesta de acuerdo a como le va, desde mi silvestre opinión, tuvimos un buen Carnaval; apreciamos un excelente Combate Naval y en los desfiles, los únicos eventos con el mayor resultado de margen de la relación costo beneficio social, ya que hasta ahora, no se cobra la asistencia a los mismos; agrego que en las jacarandosas paradas hubo novedades, especialmente, las gigantescas marionetas.

    Terminó pues, para los porteños, un ciclo más, marcado por el Carnaval y desde ya, nos mantendremos expectantes sobre lo que traerá el Carnaval 2025.

    Obviamente, los momentos de solaz que nos brindan los festejos, nos sirven como evasores de situaciones que nos llenan el hígado de piedritas, como lo son las mentiras y la hipocresía de la clase política o de problemas nacionales que penden sobre nosotros como la espada de Damocles, traducido esto en la escasez del agua, cuya problemática, nadie atiende con la urgencia que se requiere.

    Los que tenemos la fortuna de contar con suministro de agua en nuestras casas, experimentamos una sensación de bienestar cuando abrimos los grifos y brotan generosos chorros de agua, cual si provinieran de una bendita e inagotable fuente, y ni por asomo, pensamos que las reservas de agua del país se encuentran en un estado de escasez inéditos, misma que ocasionalmente la sentimos, cuando por alguna razón, se nos suspende el servicio, pero una vez repuesto, se nos olvidan los malos ratos que pasamos y la zozobra experimentada pasa al grueso archivero de los olvidos.

    Creámoslo o no, según reportes de Conagua, en más de la mitad de los estados del país, la falta de agua está en situación de crisis, alcanzando en algunos de ellos, niveles alarmantes, tal y como sucede, entre otros, en Baja California, Nuevo León, Querétaro, Guanajuato y Estado de México. En dicho listado, a pesar de sus 11 ríos, desafortunadamente, Sinaloa también forma parte del mismo.

    El tema de la sequía ha sido provocado, principalmente por el factor humano, pues el manejo que le damos al vital líquido, bien sea como consumidores o como administradores del mismo, es de lesiva irresponsabilidad. En el manejo del agua y de otros recursos naturales, actuamos como el ocasional favorecido por la suerte que incurre en el dispendio creyendo que la chequera es inacabable, y cuando menos piensa, se encuentran en la inopia.

    Según expertos de la UNAM, las lluvias en nuestro país han disminuido tanto en frecuencia como en intensidad. Y no hay que buscarle mucho a este fenómeno, ya que es el producto del cambio climático, provocado por la alta contaminación generada por el uso de combustibles fósiles y de gases invernadero, tanto en las industrias como en los hogares, amén de la imparable tala de árboles que ha devastado motes, bosques y que ha convertido a los centros urbanos en sotos de concreto.

    Y sin el regado abundante y frecuente del cielo, se derivan las sequías en la tierra y todo lo que esto provoca.

    Por otro lado, como consumidores, domésticos o de otra índole, incurrimos en un desperdicio de agua irracional, sin pensar que, con ello, estamos comprometiendo a corto plazo, el futuro de nuestros descendientes.

    El agua, como líquido vital de nuestra existencia, exige que en la agenda gubernamental sea tema prioritario, y en nuestro quehacer, un motivo para la autodisciplina en su manejo, de tal suerte que el vital líquido sea un precioso legado para las nuevas generaciones. ¡Buenos días!

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