Últimamente se habla mucho del término “gentrificación”, sobre todo al referirse a conflictos de clases sociales. Pero ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de gentrificación?
El término fue construido en los años sesenta del siglo pasado por la socióloga británica Ruth Glass, para explicar el proceso de desplazamiento poblacional del centro urbano de Londres por parte de las clases medias y altas, ocasionando que las clases obreras se movieran de esos barrios hacia las periferias.
Etimológicamente el término se compone del vocablo “gentry”, que en inglés hace referencia a las clases pudientes o familias adineradas. Por lo que el concepto original de “gentrification” se ha traducido al español como gentrificación.
Se trata de un proceso de desposesión que responde a un sistema capitalista voraz y salvaje, en el que los más pudientes acceden a zonas urbanas privilegiadas, alterando los precios y dejando inaccesible esos espacios para los más pobres.
El término se ha utilizado en la academia para explicar el desplazamiento poblacional en otras urbes, el cual favorece y exacerba esquemas de inequidad económica y social que benefician al mejor postor.
La actividad turística está íntimamente ligada a la gentrificación, en el sentido de que los espacios dotados de amenidades y belleza escénica que son ofertadas a los turistas, aumentan la renta, y en muchos casos desplazan a los habitantes locales.
En Mazatlán un ejemplo paradigmático es el Centro Histórico. Años atrás era habitado por la élite y parte de la clase media local. Sin embargo, a partir de su remodelación y embellecimiento del teatro Ángela Peralta y sus alrededores a inicios de los años noventa, tuvo una gran demanda por parte de extranjeros provenientes de Estados Unidos y Canadá.
Ante esta demanda, y la alza en los precios de los inmuebles, muchos de los propietarios mazatlecos vendieron a los mejores postores, incluso al doble, o más de lo que ellos adquirieron originalmente años atrás.
Dado que los precios de alquiler en esta zona han aumentado considerablemente, muchos de los que pagaban una renta modesta por pequeñas casas o departamentos, ya no la pueden pagar hoy en día, de manera que se ven en la necesidad de desplazarse a otras zonas residenciales de Mazatlán de menor precio.
Este proceso de gentrificación también ocurre en las primeras líneas de playa y en zonas residenciales al interior de la ciudad, donde inmuebles son ofertados en modalidad de renta vacacional, principalmente en plataformas como Airbnb y otras aplicaciones de economía colaborativa. Ahora, zonas que no eran “turistificadas”, ahora lo son, como el Fraccionamiento Real Del Valle, Real Pacífico o Hacienda del Seminario, donde hay múltiples inmuebles que son ofrecidos a los turistas que llegan de fin de semana.
Ahora bien, ante los procesos de gentrificación y gentrificación turística, han existido resistencias por parte de los habitantes locales, y en Mazatlán no es la excepción. Vecinos del Centro Histórico, del Cerro de la Nevería, o de los Fraccionamientos El Dorado y El Sábalo, han salido a manifestarse en contra de la creciente construcción de torres de condominios y departamentos vacacionales ofertadas a los turistas y extranjeros. Muchos de esos habitantes locales prefieren mudarse ante este fenómeno urbanístico.
La gentrificación responde a la naturaleza de un mundo capitalista, donde los más poderosos económicamente, pueden apropiarse de los espacios y territorios ocupados por clases socioeconómicas más vulnerables; un océano donde los peces grandes se comen a los chicos.
Es cuanto....
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omar_lizarraga@uas.edu.mx
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