Ante los hechos violentos que convulsionaron al Municipio de Culiacán en los últimos días, donde se atentó contra la seguridad de familias enteras, el Obispo de esta Diócesis, Jesús José Herrera Quiñónez, hizo un llamado a la cordura, leído en las diferentes parroquias en la misa dominical y retomado en algunos medios informativos a nivel nacional.
El Obispo invitó a toda la comunidad diocesana a intensificar su oración para pedir el don mesiánico de la paz, en estos históricos momentos que marcan un doloroso precedente: “Hago un llamado a quienes realizan estos actos violentos a la cordura y a respetar la dignidad y la vida de toda persona”.
La palabra cordura deriva del vocablo cuerdo que, a su vez, proviene del latín “cor, cordis”, corazón. Para la sabiduría antigua, el corazón no era solamente un órgano que bombeaba la sangre al cuerpo, sino la sede de los sentimientos, emociones y el centro total de la vida. Por eso, el diccionario de la RAE define la cordura como “prudencia, sensatez, buen juicio”.
El ser humano ha crecido enormemente en sus conocimientos científicos, pero continúa siendo un enano en humanidad. En el libro La piedra de la cordura, de varios autores, se cita como epígrafe una frase de Carl Sagan: “Vivimos en una sociedad que depende profundamente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada acerca de estas materias. Esto constituye una fórmula segura del desastre”.
Tiempo atrás, Voltaire, en su escrito Memnon o la cordura humana, expresó: “Mucho me temo, dixo Memnon, que nuestro globo sea justamente esa casa de orates del universo, que vos decís. No tanto como eso, dixo el espíritu, pero le anda cerca; y es preciso que cada cosa ocupe su sitio señalado”.
¿Vivo con cordura?
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