Pandemonium de enfermedades respiratorias: ¿debemos preocuparnos por el nuevo brote en China?

    alberto.kousuke@uas.edu.mx
    La influenza, causada por virus de la familia Orthomyxoviridae, se caracteriza por su capacidad para generar epidemias estacionales y, ocasionalmente, pandemias de alcance global (como la de 1918 y 2009). Sus variantes, clasificadas en los tipos A, B y C, exhiben una notable variabilidad genética, lo que dificulta la formulación de vacunas efectivas a largo plazo. La influenza afecta predominantemente las vías respiratorias superiores e inferiores, dando lugar a síntomas que van desde fiebre y malestar general hasta complicaciones graves, especialmente en grupos de riesgo.

    El 31 de diciembre de 2019, la oficina de la OMS en China recibió informes sobre casos de neumonía de etiología desconocida en Wuhan, China. Hasta el 3 de enero de 2020, se reportaron 44 casos a la OMS, 11 de ellos graves. Este evento marcó el inicio de la pandemia de Covid-19.

    Desde mediados de octubre de 2023, la OMS ha observado un aumento en enfermedades respiratorias en niños en el norte de China, según datos de vigilancia (aún no se revelan los números). Esto ha causado cierto temor en distintos sectores de la población a nivel mundial.

    El 13 de noviembre de 2023, la Comisión Nacional de Salud de China informó sobre un aumento nacional en enfermedades respiratorias, principalmente en niños, atribuido al levantamiento de restricciones de Covid-19 y la llegada de la temporada fría. Se identificaron patógenos conocidos como influenza, Mycoplasma pneumoniae, virus respiratorio sincitial (VRS) y SARS-CoV-2 como contribuyentes.

    Las autoridades chinas afirmaron que no se detectaron patógenos nuevos ni presentaciones clínicas inusuales. Se implementó una vigilancia mejorada desde mediados de octubre, abarcando virus y bacterias, incluyendo Mycoplasma pneumoniae. Este enfoque complementa mecanismos existentes y podría explicar el aumento en la detección de enfermedades respiratorias en niños.

    La influenza, Mycoplasma pneumoniae, el virus respiratorio sincitial (VRS) y el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) son agentes patógenos respiratorios que presentan características distintivas, desafíos únicos y consecuencias variables para la salud humana.

    La influenza, causada por virus de la familia Orthomyxoviridae, se caracteriza por su capacidad para generar epidemias estacionales y, ocasionalmente, pandemias de alcance global (como la de 1918 y 2009). Sus variantes, clasificadas en los tipos A, B y C, exhiben una notable variabilidad genética, lo que dificulta la formulación de vacunas efectivas a largo plazo. La influenza afecta predominantemente las vías respiratorias superiores e inferiores, dando lugar a síntomas que van desde fiebre y malestar general hasta complicaciones graves, especialmente en grupos de riesgo.

    Por otro lado, Mycoplasma pneumoniae, una bacteria sin pared celular es reconocida como una causa común de neumonía atípica. Este patógeno intracelular tiene la capacidad de eludir las defensas del huésped y colonizar el epitelio respiratorio, desencadenando una respuesta inflamatoria. A menudo, Mycoplasma pneumoniae afecta a niños y adolescentes, siendo responsable de brotes estacionales de enfermedades respiratorias agudas.

    El virus respiratorio sincitial (VRS), perteneciente a la familia Paramyxoviridae, es una causa principal de infecciones respiratorias agudas en niños y bebés. Este virus, conocido por su capacidad de reinfección a lo largo de la vida, puede desencadenar desde síntomas leves de resfriado común hasta bronquiolitis y neumonía grave, particularmente en lactantes. La prevención de las infecciones por VRS representa un desafío, dada la falta de una vacuna específica y la variabilidad genética del virus.

    Y el más famoso de todos, el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), causante de la enfermedad Covid-19, emergió como un fenómeno pandémico a nivel mundial. Este virus de la familia Coronaviridae tiene una envoltura lipídica y presenta una afinidad particular por las células del tracto respiratorio. La variedad de manifestaciones clínicas de Covid-19, que van desde infecciones asintomáticas hasta síndromes respiratorios agudos severos, ha generado desafíos significativos en el manejo de la pandemia.

    Es común que haya aumentos estacionales en enfermedades respiratorias, y estos pueden deberse a diversos factores, como cambios climáticos, la circulación de virus estacionales y la relajación de medidas de prevención. Para prevenir contagiarnos o tener un cuadro infeccioso severo, existen algunos suplementos que nos ayudan a fortalecer el sistema inmune.

    Los siguientes suplementos, son los únicos cuya eficacia ha sido comprobada científicamente.

    La vitamina D desempeña un papel crucial en la función inmunológica y se obtiene principalmente a través de la exposición al sol. Sin embargo, en situaciones en las que la exposición solar es limitada, los suplementos de vitamina D pueden ser beneficiosos, especialmente para aquellos con deficiencia.

    La vitamina C es conocida por su función en la salud inmunológica y se encuentra en frutas cítricas, fresas y verduras. Si bien es preferible obtener vitamina C a través de la dieta, los suplementos pueden ser considerados en ciertos casos, pero es esencial no exceder las dosis recomendadas.

    El zinc es un mineral esencial para el sistema inmunológico y se encuentra en alimentos como carne, nueces y legumbres. En algunos casos, los suplementos de zinc pueden ser útiles, pero se debe tener precaución con las dosis altas, ya que pueden tener efectos secundarios.

    Los probióticos, que son microorganismos beneficiosos para el intestino, también pueden favorecer la salud inmunológica. Se encuentran en alimentos fermentados y están disponibles en forma de suplementos.

    Es fundamental destacar que los suplementos no deben reemplazar una dieta equilibrada y variada. Antes de iniciar cualquier suplemento, es aconsejable consultar a un profesional de la salud para evaluar la necesidad individual y evitar posibles interacciones con otros medicamentos.

    En lugar de temer, es crucial adoptar una actitud informada y proactiva. Aunque las fiestas decembrinas ya están aquí, la prevención personal, como el lavado de manos regular, el uso de mascarillas en entornos de riesgo y la práctica del distanciamiento social, son prácticas efectivas para reducir el riesgo de infecciones respiratorias.

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