Vida y misterio de Jesús de Nazaret

    Con el ánimo de meditar en esta Semana Santa, se invita a los lectores a considerar algunas ideas entresacadas de la extraordinaria obra del Padre José Luis Martín Descalzo, en su trilogía “Vida y Misterio de Jesús de Nazaret”, en la que plantea admirablemente cuál fue la esencia del mensaje de Jesús, “expresado mediante su enseñanza y sus milagros”, pero sobre todo con sus actos, su pasión, su muerte y finalmente con su resurrección.

    1. Jesús anuncia el Reino de Dios, que es mucho más que lo que se imaginó el pueblo judío: un reino como el de los hombres, sino algo realmente diferente, un Reino para “un nuevo tipo de hombre”, cuyo ejemplo perfecto lo fue el propio Jesucristo; “Jesús vino a crear un ‘hombre nuevo’ para un Reino nuevo”

    Cuando Pilatos declaró ante los fariseos y sacerdotes, “Ecce Homo”, “he aquí el hombre”, nunca imaginó que estaba reconociendo que “Jesús era verdaderamente hombre, el nuevo hombre para el nuevo reino” y cuando sacó a Jesús martirizado al balcón de su palacio, realmente “lo sacó al balcón de la historia”.

    2. Jesús dejó claro que las Leyes del Reino de Dios son las del amor: “El amor de Dios a los hombres, el amor de los hombres a Dios y el amor de los hombres por los demás hombres”. Ante estas nuevas leyes, “la gente empieza a descubrir que Jesús, no era el mesías que ellos esperaban” uno que viniera a liberarles del yugo romano y a situar al “pueblo escogido” “en el centro del poder en el mundo”; Jesús “descubre también que los que lo escuchaban, lo hacían con gusto, pero no se convertían” y aún los apóstoles que lo seguían, lo hacían sin realmente entenderle.

    3. Jesús, Hombre y Dios, inició su desprendimiento de su “condición humana” al “responder, como Abraham, al llamado de Dios”, “sal de tu país, sal de tu parentela, de la casa de tu padre”; Jesús no creó una familia propia y María su madre, “según los evangelios, no acompañó a Jesús en sus predicaciones, pero sí lo estuvo en su pasión y en su cruz”. El importante lugar reservado a María fue, primero como madre de Dios y después como corredentora para continuar la obra de Jesús.

    “María sobrellevó el Misterio de su Hijo con respeto y confianza”.

    4. Algo que no se ha captado es que Jesús era un hombre alegre; desgraciadamente casi ningún artista lo ha pintado siquiera sonriendo; “cuando vino al mundo, llegó con un estallido de alegría y los que le seguían se alegraban con sus obras y sus palabras y hasta en ‘las horas de su pasión, Jesús las entiende como una glorificación’ y en su resurrección, ‘las mujeres con gran gozo corrieron a dar la noticia a los discípulos a quienes había dicho: ‘Os doy mi gozo. Quiero que tengan en vosotros mi propio gozo’”. “En toda la vida de Jesús no hay un solo segundo de aburrimiento”.

    5. Dice el Padre Martín Descalzo que “toda predicación cristiana empieza por la cruz”. “La cruz nos descubre al verdadero Dios, al Dios humilde”, al Dios paciente y “sus órdenes a los suyos son tajantes: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y que me siga’”.

    6. Ante la pregunta de ¿quién sacrificó a Jesús?, se aclara que no fue todo el pueblo judío, sino los fariseos, escribas y sacerdotes del momento; tampoco fueron los romanos pues del “episodio” de la crucifixión de Jesús, el mundo romano ni se enteró.

    7. Jesús denunció como pecado la hipocresía religiosa de los que se aprovechan de la ley de Dios para su beneficio, “de quienes son escrupulosos en lo pequeño, pero olvidan la justicia, la misericordia y la lealtad”. Jesús denunció también “el escándalo a los pequeños, mejor sería que se colgaran una rueda de molino y se arrojaran a lo profundo del mar”. Igualmente se refirió como “pecado imperdonable la blasfemia contra el Espíritu Santo” pues “no será perdonado ni en este mundo ni en el venidero”.

    8. Jesús cumplió su misión salvando al mundo con su pasión, su crucifixión, su muerte y su resurrección; pasando por el mayor milagro de Jesús, la resurrección de Lázaro, “el hombre que murió dos veces”, el misterio de la traición de Judas, la última cena, el sudor de sangre en Getzemaní y “el simulacro” de un juicio en el que todo un Dios fue rechazado, prefiriendo a un terrorista: Barrabás. Y así, Cristo fue sentenciado, azotado, humillado, crucificado y vilipendiado con la ignominia de una muerte de cruz.

    9. Y cuando todo parecía terminado, surgió el milagro de la resurrección y de su ascensión a los cielos, con el Padre, esencia de nuestra esperanza.

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    cp_rafaelmorgan@hotmail.com

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