A las deidades se les pide luz
“más luz” como lo hizo Goethe
en su últimas palabras
antes de morir.
No sombras ni miseria
en la obscuridad de un féretro
solo estrellas que alucen
la sabiduría del tiempo
sin decadencia
sin delirio
y con demasiada sed
de conocimiento.
La muerte opaca pensamientos
y el polvo de los huesos
atraganta a las palabras
que reviven en la vida
de la gloria
en la vida de la fama.
Pidamos luz por siempre
en una habitación propia
hagámosla cómplice
de la palabra escrita
y cantémosla
como himno de libertad
con toda claridad
hasta que ilumine el cielo.
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