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Columna

Shalom

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    Renace la esperanza, el cansancio es un galardón que hace lucir el vivir de cada día termina la jornada, las alegrías y los sin sabores han quedado atrás y nuevo amanecer aparece en el horizonte.

    El deseo de armonía vivifica la vida comunitaria, desde la individualidad compartida, fomenta el concepto de una nueva ilusión, la esperanza de un futuro, que tal vez no se visualiza en el tiempo corto en el tiempo corto, pero con la certeza de que una vez será.

    El futuro, tal vez, está lejano, pero se contempla, el tiempo solo es un proceso en el devenir de la creación, la esperanza alienta la continuidad en la lucha a pesar de la adversidad del diario vivir.

    Bálsamo es en las reuniones la acogedora cercanías del núcleo familiar y de los amigos, el reencuentro después de la larga jornada laboral, cuando la armonía y el descanso se hacen presentes, bajo la amorosa mirada del Dios bueno y protector contemplando a quienes a Él se acogen.

    En la cultura judía el saludo se expresa con el término Shalom, un derivado de Shalem, que significa retribuir y recompensar, considerándose como una búsqueda de armonía, de justicia y de integridad.

    El término Shalom generalmente es pronunciado como un deseo de paz hacia quien se dirige, quiere expresar el deseo de armonía, paz y bienestar, su fórmula completa es Shalom aleichem y precisamente tiene la intención de ahondar en este deseo a quien se dirige.

    Primero con Dios, a continuación entre los seres humanos y finalmente entre las naciones, con quienes se convive, este saludo expresa un deseo de paz, armonía y bienestar en la convivencia.

    Desde sus semíticas raíces también es utilizado por los árabes, en el mismo significado, ellos utilizan el vocablo salam.

    En sus orígenes el cristianismo usaba este mismo saludo al reunirse en sus asambleas, al atardecer, celebrando la Cena del Señor, un término que hemos dejado, empobreciéndolo, al llamarlo, tan solo, la misa.

    Al utilizar el término Shalom se expresaba el deseo de reencuentro y la armonía, después de la diaria jornada, conviviendo con los hermanos en el deseo de alcanzar la paz interior y el bienestar entre los hermanos, hijos de un mismo Dios. Shalom aleichem.

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