Controles en el gasto

    El desaseo en el manejo de los recursos públicos, gastando más dinero del que se genera, está obligando a las diferentes instituciones de gobierno y de educación a demeritar la prestación de los servicios que ofrece y eso no conviene a nadie.

    Si algo le falta a la administración de los recursos públicos ha sido la disciplina financiera y, en muchos casos, en diferentes niveles queda expuesto cuando se acerca el fin de un ciclo.

    En este cierre de año, diferentes dependencias deben recurrir a la gestión de apoyos extraordinarios para poder cumplir con los compromisos propios de diciembre, porque a lo largo del año, han sido incapaces de programar el gasto de tal manera que no les genere imprevistos.

    Pero ocurre con dependencias paramunicipales, los municipios mismos y hasta la Universidad Autónoma de Sinaloa, como ocurre en la entidad, para poder solventar los gastos de cierre de año.

    Y la solución de adelantos de recursos no ha hecho más que fomentar un círculo vicioso en el que los ingresos se utilizan para pagar los adelantos de recursos y luego requieren de otro préstamo que se cubrirá con otros ingresos y las cuentas nunca estarán balanceadas.

    Es verdad que hay instituciones públicas que no han sido capaces de generar los ingresos propios que les permitan solventar los gastos administrativos que generan su operación, pero también es verdad, que algunas de esas dependencias se han dejado crecer, superando la capacidad financiera de su operación.

    Y aunque estos problemas financieros son recurrentes y cíclicos, hasta el momento parece ser que no hay una normatividad que obligue a esas instituciones a ceñirse a un rigor financiero más estricto que permita su estabilidad.

    Porque de nada servirán esos rescates anuales a los que se someten si no hay una responsabilidad pública de quienes están al frente de esas instituciones.

    El desaseo en el manejo de los recursos públicos, gastando más dinero del que se genera, está obligando a las diferentes instituciones de gobierno y de educación a demeritar la prestación de los servicios que ofrece y eso no conviene a nadie.

    Los problemas por la falta de recursos públicos sigue escalando y mientras no haya lineamientos qué seguir y aplicar, llegará el momento en que los recursos sean insuficientes para atender los problemas de una mala gestión financiera.

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