La plaga que no se combate

    A donde vaya un convoy de patrullas y vehículos artillados de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Policía Estatal Preventiva, por sus operaciones cotidianas, en la zona urbanas o rurales, hay siempre entre media a una docena de motocicletas encapuchados con radio para avisar sobre la ubicación a delincuentes y con una evidente ausencia de miedo por la autoridad militar y policíaca

    La semana pasada, una declaración del Subsecretario de Prevención y Reinserción Social, de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, llamó la atención, pero se perdió por las horas previas del Presidente de la República en Sinaloa y las movilizaciones de trabajadores de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

    Pasado esto, quedan las palabras de Pedro Leoncio García Alatorre como un recordatorio burlesco, muy similar a lo que es común ya ver en cualquier colonia en Sinaloa.

    A donde vaya un convoy de patrullas y vehículos artillados de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Policía Estatal Preventiva, por sus operaciones cotidianas, en zonas urbanas o rurales, hay siempre entre media a una docena de motocicletas encapuchados con radio para avisar sobre la ubicación a delincuentes y con una evidente ausencia de miedo por la autoridad militar y policíaca.

    Lo peor es que de parte de los patrulleros rara vez hay una reacción siquiera para espantarlos, solo pasan como si se tratara de ganado con mosquitos revoloteando.

    Esta manera tan burda y a la vez creativa, de quienes se ganaron el mote del crimen organizado, son de los mismos culpables de todas las acciones en las que salen a relucir los ponchallantas.

    Pedro Leoncio justificó que estas acciones de parte de los delincuentes han provocado que delitos como el robo de vehículos sean difíciles de combatir.

    “Tenemos los lugares de más incidencia, los horarios, pero pues nos estamos dando cuenta que este fenómeno muda para otros lados”, señaló el Subsecretario.

    “Desgraciadamente ya nos dimos cuenta, ustedes saben, que hay más ‘punteros’ que elementos de seguridad. Entonces pues traemos gente adelante de nosotros, prácticamente acompañándonos en los recorridos que hacemos y atrás de nosotros, es que saben todos nuestros movimientos”.

    Qué absurdo es escuchar a una autoridad justificar su trabajo deficiente.

    Deberían saber y entender esos funcionarios que la sociedad espera que ellos solucionen esos problemas, porque están contratados para eso.

    ¿O pretenden esperar que pase el tiempo y se acabe esta administración? Entendemos que los “punteros” no son una invención de hace dos o tres años, ¿qué tanto tiempo necesita la autoridad para hacerse cargo de ellos?

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