Un clamor desesperado

    Madres que toman plazas, que gritan consignas, que reclaman a las autoridades, que ruegan a los delincuentes que les digan dónde están sus hijos, esa es la imagen que se vive cada 10 de Mayo y cualquier día del año.

    Sin duda, después de la celebración a la Virgen de Guadalupe y el Día de Muertos, es el Día de las Madres la festividad más arraigada en la sociedad mexicana.

    Sin embargo, quedan recuerdos de aquellas mañanas en que grupos de músicos profesionales o aficionados se plantaban en las puertas de las casas para cantar Las Mañanitas y otras canciones alusivas en honor a las reinas de los hogares.

    Ahora se hacen más visibles las concentraciones de madres desesperadas por no saber el paradero de sus hijos desaparecidos.

    ¿Es tanto el nivel de descomposición social, que no hay sitio en la República donde no se viva esta abominable situación?

    Madres que toman plazas, que gritan consignas, que reclaman a las autoridades, que ruegan a los delincuentes que les digan dónde están sus hijos, esa es la imagen que se vive cada 10 de Mayo y cualquier día del año.

    Al respecto de esa violencia enraizada en México, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, lamentó la serie de violencia que se ha incrementado en algunas regiones del país, así como la agresión a migrantes por parte de fuerzas ocultas.

    “Eso no se puede negar, es cotidiano, muy lamentable la serie de incrementos en algunos niveles o áreas y desde luego todo ese problema que se ha manifestado por ejemplo de agresión a los migrantes de parte de fuerzas ocultas, también todos los eventos de violencia son negativos”, añadió el Cardenal Aguiar Retes.

    El Cardenal hace también un llamado a volver a recuperar el respeto a la vida humana.

    Y es precisamente lo que se ha perdido, hay personas al margen de la ley que no valoran ni su vida propia y con impunidad deciden privar de la libertad a otros.

    Un clamor sale de las gargantas de madres, hijos y familiares de miles de desaparecidos en el País.

    Ellos no tienen nada qué celebrar, ¿podrá México hacer fiestas ante los niveles de violencia que se viven?

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