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"La fórmula de la Felicidad"

"Él valor de lo poco convencional"

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LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
16/01/2018

    Escribo esta columna después de llegar del cine con un proceso emocional altamente reflexivo. Me explico: asistí por invitación de una de mis más preciadas amigas, que impactada positivamente por la propuesta The Greatest Showman y premiando el gusto de Oscar Jr. por la música, propuso esta divertida forma de celebrarlo por su cumpleaños. 

    Cedí ante tanto entusiasmo, que superó mi juicio de que los musicales son para el teatro y que la mayoría de las propuestas para llevarlos al cine no han superado mis expectativas. Sin mucha información de la película, ya que mi enfoque está en estos momentos en otros proyectos, pensé que me encontraría con el intento de teatro de los años 50 en Broadway. Aclaro, no fue así, su arranque me generó las primeras emociones a comentar, aclarando que no tengo la intención de pretender ser crítico de cine, más bien, el de un ser humano ilusionado por aprender cada día más de las emociones y los comportamientos que nos permiten aspirar a un mayor  bienestar subjetivo.

    Un hecho es que a la llegada me sorprendió de sobre manera un excedido número de jovencitas en la sala, que obligó a una pregunta expresa para entender que el efecto Barnum ya estaba presente: no iban atraídas por el tema sino por el galán de la película, Zac Efron, un recurso muy válido de los productores para generar ingresos de taquilla. 

    El inicio de la película me atrapó con su propuesta musical y las espectaculares coreografías, sin embargo, me incomodaba el tratamiento al recurso que lo catapultó a la fama mundial, el de utilizar la atracción o interés casi natural en el ser humano de disfrutar de lo exagerado y desproporcionado, a generar morbo y controversia para interesar hasta al más escéptico. La trama estaba tocando uno de los juicios más retadores para los que buscamos el enaltecimiento de la dignidad de todo ser vivo en el planeta.

    Ya me causaba conflicto el elemento base de su propuesta de “gran espectáculo”, de usar a las personas nacidas con deformidades para generar la emoción del asombro. Y así, como desde el principio de los tiempos, nos tienen formados en cola para comprar un boleto con la intención de reírnos del dolor ajeno, para proyectar nuestras propias inseguridades que, a través de la burla al vulnerable, pretendemos sentirnos engañosamente más fuertes y poderosos, aunque sea de forma momentánea. Aquí se fundamenta el acoso físico y psicológico

    Jugando con la visión del protagonista, el director me regala una propuesta con un intento autobiográfico corto, quizás muy corto, pero expone sin mucha intención desde mi mirada que la mujer barbuda, el enano, el gigante, el deforme de cuerpo y cara, solo tienen dos alternativas en su vida: seguir escondidos en una burbuja de protección absurda que los sentencia a la soledad y el olvido, o atreverse y exponerse a las risas, las burlas, con la oportunidad de poco a poco dignificar su existencia al darle un sentido a su vida.

    En la exposición - de acuerdo con la trama- como en muchos casos en la vida, encuentran la extraordinaria oportunidad de convertirse en seres maravillosamente resilientes que en su caminar nos espejean y demuestran que las deformidades del corazón y del alma son más dolorosas y son padecimiento frecuente de los considerados “normales”. Y como por arte de magia, la película me cimbró al encontrar un significado muy positivo en lo absurdo de lo más absurdo. Construí mentalmente al ritmo de la música, visualizando lo importante de que todos esos jóvenes que estaban en las butacas y pagaron boleto fueran capaces de interpretar el verdadero mensaje oculto del gran espectáculo de la vida, el valor que le damos a la familia, al amor propio y a la amistad sincera.

    Tarareando una de las mejores letras del musical, “This is where you wanna be,It’s everything you ever want, It’s everything you ever need, And it’s here right in front of you, This is where you wanna be, This is where you wanna be” (“Aquí es donde quieres estar, es todo lo que siempre deseas, es todo lo que necesitas, y está aquí frente a ti, aquí es donde quieres estar, aquí es donde quieres estar), profundizo en mi reflexión para indagar ¿cómo podemos lograr que el mensaje de aceptación a la diversidad, la búsqueda de la igualdad, y la gran oportunidad de equivocarnos con la posibilidad de aprender, nos den el poder de reinventarnos desde la individualidad para buscar nuestra mejor versión?

    Tomé mi diario de gratitud y escribí: Gracias por la invitación y por darme permiso de asistir. Sigo pensando que es aquí donde quiero estar, como una forma para poder ayudar a otros y desde ahí ayudarme yo. ¿Y tú? Nos vemos en las redes a través de mi fan Page, Oscar García Coach.

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