"Óscar Rivera, doble crimen. Sin justicia nunca hay paz"

Qué triste que don Miguel Ángel Rivera Cartagena tuviera que morir ayer sin recibir justicia por la muerte de su hijo, el periodista Óscar Rivera Inzunza, asesinado el 5 de septiembre de 2007.

Óscar Rivera era entonces el vocero del operativo de seguridad implementado por el Ejército y el Gobierno del Estado, y ni eso valió para que se activaran los mecanismos de investigación y de justicia. 

Su papá desde entonces fue dejando fragmentos de vida en espera de que cayeran los asesinos, pero igual que ahora, con el caso Javier Valdez, las Fiscalías sirvieron para nada. 

Lo fue matando lentamente el dolor de perder a su hijo, hasta que llegó la hora de caminar hacia él. Lo fue matando lentamente la impunidad. 

La justicia nunca llega para los periodistas que han caído por la ley que en realidad domina, la de los criminales que matan sin temor alguno de que las Fiscalías y los jueces los lleven ante los tribunales. 

Qué triste es esto. Nunca ningún padre o una familia entera deberían pasar por el calvario desesperante que trae consigo la ineficiencia de la ley y las instituciones que la aplican. 

La muerte de don Miguel Ángel Rivera es una ofensa de impunidad lacerante para la familia, el gremio periodístico y la sociedad en general. Es la agonía lenta de los deudos que sucede a la pérdida de los seres queridos. 

Y no vemos que las autoridades sientan algún remordimiento por cómo murió el padre de Óscar Rivera. Realmente no se les nota pena alguna por el sacrificio de ciudadanos a merced de criminales. 

Los que nos quedamos aquí seguiremos esperando la justicia para Óscar Rivera. 

La esperaremos tal vez como utopía o como último reducto de los desesperanzados.

Re-verso 

Lo que Óscar no quisiera,

Es la sentencia letal,

Que de impunidad muriera,

Todo el sistema legal.

En carne propia

A no ser porque uno tiene que pasar por este tipo de experiencias, nunca se daría cuenta de los excelentes servicios médicos que brinda el Hospital Civil de Culiacán, un modelo que debería servir de inspiración a todo el sistema estatal de salud.

alexsicairos@hotmail.com