"A alcaldes les tiembla todo. De narcopeones a ladrones"

Qué problema habría si fueran solo los vecinos de la colonia Guadalupe los que están por asumir medidas desesperadas por la inseguridad que los acorrala. Lo grave es que en la mayoría de las ciudades de Sinaloa la delincuencia toma como rehén a la gente pacífica y nadie hace algo por rescatarla.

Se volvió un lamento generalizado en los sectores urbanos y rurales el empoderamiento de maleantes a raíz de que no tienen un capo que los meta en cintura. Aquí no se trata de alcaldes que pongan orden, ni del Gobernador que haga valer la ley pues aspirar a ello resulta ocioso. La cuestión es que los mafiosos de las drogas han dejado suelto el monstruo que crearon.

En los últimos diez meses del sexenio de Mario López Valdez, en sincronía con el desbordamiento de los índices delictivos que desde entonces sigue incontenible, habitantes del sector Valle Alto se cansaron de rogarle al Gobierno de Culiacán que les diera tranquilidad en sus casas y negocios y la petición la hicieron a los testaferros del narcotráfico que controlaban la zona.

Dicha área se apaciguó a partir de que la Policía fue desplazada en las labores de seguridad, pero volvió la anarquía al darse la ruptura interna en el Cártel de Sinaloa y cada bando agarró por su lado. La petición se replicó en muchas colonias y el pacto acabó cuando inició la guerra intestina en la organización criminal que hacía las funciones de Gobierno supremo.

Ahora el reclamo al Alcalde de Culiacán, Jesús Valdés Palazuelos, constituye el ultimátum a todos los ediles sinaloenses que se paralizan en la ineficacia de sus policías y programas de seguridad pública. Cada cual en su particular pasmo deja abierta las puertas del infierno con excesiva tolerancia a los entenados del narcotráfico.

Sucede igual en Mazatlán donde al Presidente Municipal Fernando Pucheta se le "resbala" el tema de la violencia pues su investidura es adherente solo al elogio y oropel. Le vale un comino que se expanda la tentación por la autodefensa ciudadana que seduce lo mismo a la gente de asentamientos humanos del sur que del norte. La sierra mazatleca está a punto de hervor.

Los gobiernos municipales no se prepararon para la conversión de la delincuencia organizada en maleantes comunes que son tantos y están decididos a consumar robos, asaltos y extorsiones pero con el sello brutal del hampa mayor: crueldad, destreza y la alusión intimidante de las organizaciones criminales a las cuales pertenecieron, con tal de paralizar a sus víctimas.

La poca demanda de gatilleros por parte de los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán llevó a la pulverización del brazo armado de esa fracción del Cártel de Sinaloa, ocurriendo igual con el bando bélico de Dámaso López una vez que "El Licenciado" fue aprehendido y su hijo desterrado del valle del Río San Lorenzo.

Tampoco Ismael Zambada reclutó a tanto sicario que quedó suelto, menos a los ejércitos de "punteros" que al estar desabrigados por los capos acudieron a la comisión de delitos contra el patrimonio de las familias, tratando de encontrar aquí parte del dinero que cobraban como servidumbre  del narco.

¿El resultado? Los malandrines expulsados del narcotráfico están metidos hasta la cocina en las casas, negocios y vidas de los sinaloenses.

Re-verso

Cuidarnos pero de quién,

Si hoy el mismo "puntero"

Se convirtió en altanero,

Y se cree capo también.

Tres preguntas

¿Con qué tipo de Gobernador despertaremos hoy?  ¿Qué estirpe de diputados irán a legislar este día al Congreso? ¿Con qué clase de cuentas nos saldrán este jueves a los sinaloenses que reclamamos el combate firme a la corrupción?

alexsicairos@hotmail.com