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"Opinión"

"Ambages"

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    Inicia el Año Nuevo, hacemos votos para que prevalezca el bien sobre el mal. A pesar de que el mundo se encuentra amenazado por una guerra nuclear, por la intolerancia de dos mandatarios -Donald Trump, de Estados Unidos y Kim Jong-un, de Corea del Norte-, empecinados en hacer prevalecer sus ideas a costa de lo que sea. También en Europa hay polos de tensión, que pueden volverse caóticos en un futuro cercano.

     
    Existe hambruna en África meridional, que se extiende a otras regiones del mundo, como un torrente apocalíptico; la hambruna viene amenazando con envolver a gran parte de países pobres del globo terráqueo, esa realidad mundial preocupa a las naciones de occidente, este continente puede ser afectado por los dos graves eventos señalados.
     
    Hay muchos hechos que demuestran lo frágil de la paz mundial, sobre todo después que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, tratando de imponer sus ideas sobre  política exterior de esa nación, aunque éstas estén en contra de la más elemental lógica, desarrollando una política errática en toda la línea y poniendo al pueblo norteamericano en un predicamento. 
    Además, en su gabinete, por lo visto no hay quien pueda serenar al presidente norteamericano, para que trate de buscar la cooperación de las naciones del orbe, para  mantener la paz; por el contrario, asumen una actitud agresiva con sus pares del mundo.
     
    Hoy, más que nunca, es necesario que nuestro país cuente con un Presidente patriota, que establezca una política exterior vigorosa, restableciendo la Doctrina Estrada, que tanto reconocimiento le dio antaño a México entre las naciones del mundo. Actualmente se ha llegado al extremo de hacer todo lo contrario a esos principios de respeto a la soberanía y a la autodeterminación de las naciones. Eso muestra el abandono en que se tiene al servicio exterior mexicano.
     
    El viraje del PRI en abandonar la defensa de la soberanía, y en todo lo que tenga algo que ver con las conquistas de la Revolución, se inició en el salinato y ha ido in crescendo hasta el presente, con hondas repercusiones, en muchos sentidos, en la vida política del país.
     
    Se ha señalado reiteradamente que el modelo establecido por los neoliberales ha sumido al país en una profunda crisis social y económica que los campesinos y los obreros no conocían, y que en el presente sufren las consecuencias en toda su intensidad.
     
    Esperamos que el presente año depare a los sinaloenses y, en general a los mexicanos, buenos augurios para el futuro, que permita a los habitantes de toda la Nación un cambio cuantitativo y cualitativo, que redunde en beneficio de los desvalidos, y se establezca, con mucha certeza, en la vida del país, un nuevo amanecer a partir de julio próximo.
     
    Remontar la crisis funcional que atosiga a los connacionales, en el interior y exterior del país, vendría a transformar los parámetros de convivencia y estabilidad económica; actualmente ambos aspectos tan deteriorados. Esas son aspiraciones legítimas de la ciudadanía a alcanzar en el presente año.
     
    Alcanzar la democracia es a lo que aspiran los ciudadanos, sin ambages, como una forma de empezar a resolver con certidumbre la agenda del país. Todo es posible si los ciudadanos se deciden de verdad a poner fin a la simulación, a la corrupción y la impunidad. Se daría un paso importante, con buenas proyecciones.
     
    Un voto masivo por el cambio paralizaría los intentos fraudulentos del partido tradicional, que se ha mantenido en el poder por más de 80 años usando todo tipo de abusos contra una ciudadanía que ya no parece tolerarlos un sexenio más.
     
    Contar con democracia es una demanda prioritaria de todos los sectores activos de la sociedad; otras demandas se resuelven por la dinámica que propiciará el propio cambio. Se precipitarán muchos acontecimientos positivos en cascada.
     
    Preparémonos llenos de optimismo en el futuro cercano, que lo negativo que tenemos enfrente no nuble nuestro optimismo; apostemos al cambio, el futuro corresponde a una sociedad movilizada, con una gran dosis de optimismo.
     

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