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"Opinión"

"Ante la corrupción, ¿caiga quien caiga?"

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24/02/2017

    Arturo Santamaría Gómez

    Un gobierno corrupto no es tan solo aquel en el que sus integrantes se apropian privadamente de recursos públicos, sino también del que permite la corrupción de otros. La corrupción no es tan solo el uso ilegal del erario, también es el desvío de las actividades legales y propias de una institución.
     
    La corrupción de las instituciones de gobierno en México, ya sabemos, es sistémica. La corrupción gubernamental no es la excepción, sino la regla. Así que la corrupción malovista no es un bicho raro, sino la confirmación bailadora de una regla no escrita. Y lo fue porque dejó cuentas muy oscuras, pero también porque permitió lo mismo en la UdO y la UAS. El investigador y periodista Ernesto Villanueva lo documentó para la administración anterior de la Universidad de Occidente y la Auditoría Superior de la Federación lo señaló recientemente para la UAS.
     
    A la UAS se le acusó muchas veces de ineficiencia administrativa, desorden académico y agitación política en otras administraciones pero no de malos manejos de sus finanzas, a menos que alguien diga lo contrario, como la ASF ahora lo apunta. El Rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra, dice en respuesta a la ASF que los casi 1,530 millones de pesos que ella señala como no justificados corresponden a una nómina no reconocida por la SEP y al pago por jubilaciones que tampoco reconoce la secretaría.
     
     Seguramente hay mucho de cierto en lo que dice el Rector, pero también en lo que sostenemos cartonistas, como Gilberto Ceceña, un amplio número de comentaristas periodísticos y, sobre todo, muchísimos universitarios en las redes y en los pasillos de la casa de estudios: el Partido Auténtico Sinaloense (PAS) ha manipulado políticamente a la institución, ha utilizado sus recursos humanos, financieros y materiales, y la ha pervertido moralmente. Es decir, ha corrompido sus estructuras directivas y a otros sectores de su comunidad. Es evidente que el gobierno malovista lo permitió. Y antes el aguilarista.
     
    Si hubiese en Sinaloa una clase política respetuosa de las instituciones y que entendiera la importancia de la educación superior ya habría pedido a través del Congreso y de la SEP una investigación sobre las constantes denuncias públicas sobre ese hecho. Si hubiese un empresariado seriamente comprometido con la educación y la juventud sinaloenses ya habrías presionado para que se hiciera una investigación tanto en la UAS como en la UdO. Si hubiese una vigorosa sociedad civil en Sinaloa ya habrían exigido la plena autonomía de la UAS y la salida del PAS del recinto universitario. Pero nada de eso ha sucedido.
     
    La manipulación perversa de la UAS por parte del PAS no es tan sólo ilegal e ilegítima porque la daña moralmente y en su patrimonio financiero, sino también porque, y esto es lo más grave, daña severamente la educación y producción académica de sus estudiantes, profesores e investigadores.
     
    Pruebas de lo anterior lo encontramos en diferentes clasificaciones nacionales e internacionales sobre la calidad académica de las universidades en México y el mundo. Sinaloa suma gente muy talentosa en diferentes campos, así lo demuestran triunfos individuales en la ciencia, el arte, el periodismo, la literatura, el deporte, la empresa, el espectáculo y la administración pública dentro y fuera del estado, pero sus instituciones universitarias se encuentran muy rezagadas dentro del País y en el contexto latinoamericano, por ya no decir el mundial. La UAS por su larga historia, casi 150 años, y tamaño, la cuarta más grande de México, así como por el talento natural de su gente, debería ocupar un lugar prominente; pero eso, desafortunadamente, no sucede. El cuenismo y el PAS tienen mucho que ver con ese lamentable rezago. A lo largo de 12 años la han dañado mucho.
     
    Si ustedes consultan a través de Wikipedia las cinco principales clasificaciones internacionales de la educación universitaria, cuyos criterios principales de medición son, entre otros, volumen de contenidos publicados en la web, visibilidad e impacto de éstos, número de publicaciones en revistas arbitradas, número de publicaciones en revistas de alto valor e impacto científico (como Science, Nature, etc.), número de ex alumnos galardonados con premios internacionales (Nobel, Medalla Fields, Príncipe de Asturias, etc.), número de académicos con premios internacionales, número y volumen de contenidos académicos en la web, número de citas a sus académicos en revistas indexadas, número de académicos con doctorado de universidades de prestigio, número de postgrados de calidad, revistas con ISSN, etc., sólo verán a la UNAM en el lugar 120 de las primeras 400 del mundo, y en América Latina sólo encontrarán a ocho mexicanas: la UNAM en el segundo lugar, el Tec de Monterrey en el número 28, la UAM en el 31, el IPN en el 32, la Autónoma de Puebla en el 45, la de Nuevo León en el 50, la de Sonora en el 84 y la de Sinaloa en el 98. Es decir, en volumen de producción científica la UAS ocupa un buen lugar en México: el octavo, sin embargo, por la cantidad de profesores e investigadores debería ocupar entre el cuarto y quinto lugar.
     
    Pero cuando vemos otras mediciones donde se toma en cuenta la percepción de empleadores, alumnos, profesores y ex alumnos, y no la producción científica cuantificada, en las clasificaciones nacionales, como las del diario Reforma y la Guía Universitaria de la revista Selecciones del Reader’s Digest, entonces la UAS desciende mucho y la UdO ni siquiera aparece en la publicación de 2016. Es muy grave que en una encuesta de percepción empresarios, alumnos, profesores y ex alumnos coloquen a la UAS en el escalón número 76. Es decir, los propios sinaloenses son los que colocan a la casa rosalina en un sitio muy lejano de la calidad y a la UdO ni la toman en cuenta.
     
    Es evidente que ese juicio responde al profundo descontento que hay entre los sinaloenses de la negativa injerencia del PAS en las actividades y conducción de la UAS, y a la dependencia dañina de la UdO a las decisiones políticas de los gobiernos en turno.
     
    Por fortuna, por primera vez en muchos años la UdO es encabezada por una prestigiada académica, esperando con ello que la institución tome aliento; pero mientras la UAS siga en manos del PAS la institución seguirá padeciendo la corrupción política y, por ende, sus tareas sustanciales continuarán debilitándose.
     
    Posdata
    ¿En verdad, caiga quien caiga?
     

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