"¿Apertura?"

Editorial

Los partidos políticos mexicanos, esos especialistas en ofrecer quimeras a cambio de hacerse con el poder, comienzan a pagar caro su existencia.

Advertidos de que ya no hay discurso que sea creído ni disfraz que valga han llegado al grado de ofrecer sus candidaturas más preciadas a la ciudadanía, una ofrenda que se antoja como una trampa más con tal de seguir en el poder.

Algunos de los partidos ya lo han hecho con anterioridad, sobre todo los más pequeños, siempre en busca de la supervivencia, ofrecen a deportistas, empresarios o famosos la oportunidad de competir con la esperanza de que su arrastre les regale el maná de los votos.

La trampa es sencilla: cuando el candidato propio no garantiza el mínimo de votos para conservar el registro, se le ofrece la oportunidad a un ciudadano cuyo arrastre asegura un mínimo de votos, esos votos garantizan la supervivencia y aunque el candidato no conquiste el puesto, el partido es el beneficiado, recibiendo los recursos que se entregan en cada elección, según los votos conseguidos en el proceso electoral anterior.

Que el PRI, el partido que más tiempo ha gobernado a México, anuncie que permitirá la participación de los ciudadanos como sus candidatos huele a trampa, a desesperación y a discurso facilón.

Vamos a hacer un pequeño ejercicio, imagine usted que mañana se levanta y decide participar como candidato del PRI, aunque nunca haya militado en el partido.

¿Cómo podría competir un ciudadano por una candidatura de manera democrática si en el PRI jamás se han realizado ejercicios democráticos para elegir a sus candidatos?

¿Cómo sabríamos qué oportunidad tiene un ciudadano para salir elegido en un partido que ni siquiera tiene un padrón interno confiable?

¿Cómo podría competir un ciudadano contra líderes de colonia, líderes sectoriales, ex funcionarios de todo tipo y tamaño, ex alcaldes, ex gobernadores, delincuentes formales e informales, amigos de narcotraficantes, leguleyos y expertos en movilización de simpatizantes?

La verdad es que continuará el “dedazo”, que en cualquier caso puede elegirlo a usted.