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"Opinión"

"‘Ceda el paso a vehículos sin frenos’"

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19/07/2017

    Carlos Elizondo Mayer-Serra

    Más mexicanos que nunca pasearán por México en estas vacaciones. Tanto por la devaluación del peso frente al dólar, como por cierta resistencia a visitar la tierra gobernada por Trump, donde los derechos pueden ser pisoteados a la menor provocación. 
     
    Cientos de miles de viajeros se trasladarán por tierra, en coche o autobús. Esto es siempre una fuente de sorpresas para quienes vienen a visitarnos. Para el nivel de ingreso de México tenemos una infraestructura carretera muy mala. Hasta las obras nuevas se caen a la menor provocación, como sucedió con el segundo piso en la carretera Cuernavaca-Acapulco.  
     
    Para los mexicanos, viajar en carretera es una forma de recordar que somos subdesarrollados. Nuestras carreteras libres pueden ser una siembra de topes, baches, derechos de vía invadidos con todo tipo de comercio, diseños viales extraños y peligrosos... Nuestras carreteras pueden ser también lugares arriesgados. Hay que saber por cuáles no se puede circular de noche, y en algunas ni de día.
     
    Todo lo anterior es un problema incluso en las carreteras de cuota. En otros países éstas se encuentran perfectamente confinadas, diseñadas de forma adecuada y bien mantenidas. En México, en contraste, pueden tener peligrosos baches, curvas extrañas y todo tipo de comercio, incluso ambulante. En muchas de ellas hay entradas y salidas a las comunidades vecinas sin control alguno. El comercio más descarado es la venta de gasolina robada, a veces no muy lejos de donde el Gobierno está llevando a cabo un operativo contra la ordeña de ductos. O la Policía Federal responsable de cuidar estas carreteras anda dormida, coludida, o despistada. Usted escoja.
     
    En los países desarrollados toda la actividad comercial en las carreteras de cuota está confinada a estaciones de servicio, donde además de surtir combustible, hay restaurantes, venta formal de todo tipo de productos y hasta hoteles. Las estaciones de servicio no están a pie de carretera, sino en sitios un poco alejados de ésta. 
     
    Todo lo anterior hace a nuestras carreteras inseguras. Con frecuencia leemos de terribles accidentes donde un vehículo de carga, a veces de doble remolque, arrolla a un autobús de pasajeros, por exceso de velocidad o porque se quedó sin frenos. Son escenas de sangriento desenlace, muchas de las cuales serían evitables si las carreteras estuvieran bien diseñadas y bien mantenidas y los vehículos en buen estado. 
     
    En algunas carreteras hay un riesgo adicional, que algún grupo social la tome para protestar por algo, sin que la Policía Federal cumpla con su mandato de asegurar el que las vías de comunicación estén abiertas para todos. La Cuernavaca-Acapulco, además de que aparecen hoyos en tramos recién inaugurados, es la más afectada por esto. Unas cuantas decenas de personas, muchas veces maestros, la pueden desquiciar y paralizar por horas. Espero no les suceda esto ahora que estamos en pleno periodo vacacional, lo bueno es que los maestros también están disfrutando de lo mismo.
     
    Muchas de las señales de nuestras carreteras son un reflejo de nuestro subdesarrollo. “No destruya las señales”, “No deje piedras en el camino” son surrealistas. ¿Acaso alguien que estaba por destruir una señal no lo hace porque lee un anuncio que avisa no debe hacerlo? Que nos explique un antropólogo qué busca la autoridad con estas señales y qué obtiene.
     
    Una señal que se ha colocado para la seguridad en la vía pública es también increíble: “Ceda el paso a vehículos sin frenos”. No he visto nada similar en las carreteras de los países desarrollados. Tampoco se ven rampas para detener con grava a los vehículos, especialmente de carga, que se quedan sin frenos. Éstos no dejan de funcionar por alguna razón aleatoria o por la magia negra de un brujo de Catemaco. Los frenos fallan porque no se les da el mantenimiento adecuado. Las rampas llegan a impedir algunos accidentes, pero muchos otros sólo se evitan si los frenos están bien mantenidos y el Gobierno se asegura que eso suceda.
     
    En lugar de poner rampas para detener a vehículos sin frenos, en los países desarrollados hay mecanismos para verificar que los vehículos estén en buenas condiciones, frenos, dirección, motor, todo debe pasar una verificación rigurosa. Estas regulaciones no son una oportunidad de hacer negocio para la autoridad, y para no tener que cumplirlas para los ciudadanos corruptos, sino para brindarle seguridad a todos los ciudadanos. Hay por supuesto sanciones muy fuertes para quienes chocan por razones imputables a su negligencia, incluidos frenos que dejen de funcionar. Sólo si mostrara que esa falla fue responsabilidad del fabricante del vehículo o de quien dio el mantenimiento, no sería el conductor del vehículo y su propietario los responsables.
     
    Quienes circulan en nuestras carreteras pierden miles de horas cada día por el mal estado en que se encuentran. Otras miles de horas se pierden porque aún faltan muchas carreteras con mejores trazos. Las empresas gastan mucho en seguridad, y esos costos siempre los terminamos pagando los consumidores. Lo peor es que mueren o quedan dañados de por vida muchos más mexicanos de los que deberían. Es hora de hacer una verdadera cruzada para disminuir los accidentes en nuestras carreteras.
    @carloselizondom
    Profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey

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