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"DUEÑEZ* EMPRESARIA"

"Columna de Carlos A. Dumois"

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DUEÑEZ* EMPRESARIA

    “El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro” (Woody Allen).

    La entrevista fue muy cordial. El hijo de mi clienta empresaria ya esperaba que yo le tratara el tema de sus estudios. A ella le tocó educarlo sola desde pequeño. Él ha sido un buen hijo y un buen estudiante, pero ahora que tiene que decidir dónde estudiar la carrera de Ingeniería Industrial, con la que ha soñado, parece confundido y temeroso.

    Las opciones que él tiene son todas. Su madre le ha ofrecido que si quiere puede irse a estudiar a Canadá, Estados Unidos o Europa. Él había pensado en el Tec de Monterrey, pero ahora muestra rechazo a cualquiera de esas alternativas y prefiere estudiar en una pequeña universidad de su ciudad natal en el noroeste del país. Ésta es una universidad desconocida, sin reconocimiento nacional y menos internacional, pero ahí se siente seguro y entre amigos.

    Muy pronto en la entrevista el muchacho me confiesa que lo que le detiene es el miedo. Que no se atreve a dar el paso de ingresar a una universidad donde el nivel académico sea muy elevado, y que no quiere cambiarse porque prefiere quedarse con sus amigos en la escuela local.

    Al reflexionar sobre lo que me compartió el hijo, descubro que él no tiene un solo miedo. Me doy cuenta también de que eso nos lleva a hablar de los diversos temores que enfrentan muchos empresarios y ejecutivos, de hecho todo el mundo. La Biblia hace mención de diferentes temores más de 350 veces. Yo sólo describiré algunos de ellos.

    El miedo a la muerte sobreviene cuando estamos en peligro, cuando se presentan amenazas de perder la vida, de terminar de existir. Éste es el más natural de los temores. Puede volverse extremo o enfermizo, sobre todo en momentos de situaciones o entornos de alta inseguridad.

    El miedo a perder nuestra autonomía o integridad puede surgir cuando creemos correr el riesgo de ser dañados, o de perder parte de nuestro cuerpo, o de perder facultades, como la vista o el habla, o de perder la libertad.

    El miedo a la soledad, que a veces lo percibimos como temor a ser abandonado, a perder un ser querido, a ser rechazado por los demás o por una persona cercana. A veces este miedo puede convertirse en miedo al rechazo, cuando entramos a un ambiente en donde no conocemos a nadie.

    El miedo al fracaso, que lo sentimos cuando nuestra inseguridad nos gana, y sentimos temor a incumplir, a quedar mal, a sentirnos incapaces, a no dar el ancho. El miedo a fracasar frecuentemente nos lleva a elegir opciones más fáciles, menos comprometedoras, con menor riesgo.

    El miedo a la incertidumbre ocurre cuando no vemos con claridad el futuro hacia donde vamos o queremos ir, o cuando los riesgos de no poder hacer realidad nuestros planes son elevados. El temor a la incertidumbre está íntimamente ligado con el temor a lo desconocido, al futuro, a probar algo nuevo o al cambio en general. Estos temores inhiben el crecimiento personal. Sentir estos temores nos motiva a quedarnos en nuestra zona de confort, a no intentar, a no arriesgar, a resistirnos al cambio.

    El miedo al compromiso. Hay muchas personas que generalmente prefieren mantenerse al margen, que nunca levantan la mano, porque eligen no participar, o porque temen perder su libertad, obligarse a responder por algo, o aceptar una responsabilidad.

    El miedo a ser dañados en nuestro ego. Este temor es muy común y se manifiesta de muchas formas, como el temor a hacer el ridículo, a sentirnos humillados, a pasar vergüenza, a ser desaprobados, a hablar en público, a ser criticado. 

    Adicionalmente hay muchos otros temores específicos, como el miedo al éxito, a envejecer,  a ser descubierto, los celos o la envidia, y muchos más.

    De lo que no debemos tener miedo es de identificar cuáles son los temores que nos inmovilizan, los que nos atrapan. Porque sólo cuando sabemos cuáles son y de dónde provienen podemos empezar a controlarlos. Necesitamos ganar conciencia de cuáles son nuestros temores y descubrir la raíz de los mismos, para así poder manejarlos y superarlos. Escribiré luego sobre cómo lograr vencer nuestros miedos.

     

    Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

    * “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

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