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"OPINIÓN"

"¿Cómo tratar las noticias negativas con niñas y niños?"

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27/05/2017

    Ambrocio Mojardín Heráldez

    Por sentido común, la mayoría de los padres y madres de familia buscamos mantener a las y los hijos alejados de las malas noticias y de toda información que pudiera resultar traumática, como la muerte de un ser querido, un desastre climatológico, una balacera, o hasta la decisión del divorcio. Asumimos que con ello se evita hacerles sufrir, se protege su desarrollo socioemocional y que así les evitamos problemas de salud mental a futuro.

    El sentido y la intención son muy buenos, pero ¿Qué tan viable y conveniente resulta?

    Nada fácil; mantenerles alejados de las malas noticias es prácticamente imposible. Investigaciones recientes de psicología indican que desde edades muy tempranas (i.e. preescolar) las y los niños están expuestos a grandes cantidades de información con contenidos negativos y de violencia extrema, que los adultos poco podemos hacer para evitarlo.

    Lo que es peor, las fuentes más frecuentes de esa información provienen de los círculos más cercanos a las y los niños. De éstos destacan las noticias que se escuchan en el hogar, los comentarios que hacen los padres y los mensajes que se comparten en las redes sociales.

    La forma en que se ofrece la información negativa, casi siempre es desordenada y sin tratamiento y eso multiplica su riesgo psicológico. Sin mediar análisis alguno de parte de los adultos, las y los niños terminan procesando la información negativa a partir del contenido emocional que se les trasmite más el que éste les provoca.

    La Asociación Americana de Psicología (APA) afirma que el contacto de las y los niños con información traumática solo es de consecuencias negativas graves cuando falla la mediación de los adultos. Si éstos no hablan con propiedad de ello, lo hacen a la ligera, o pretenden esconderlo, las y los niños pueden sobrestimar lo que está sucediendo y vivirlo de manera inadecuada.

    Está comprobado que desde edades muy tempranas, las personas son capaces de procesar hasta la información más traumática si reciben la mediación adecuada de los adultos, especialmente la de aquellos más allegados (por ejemplo los padres).

    Con base en ello, en su más reciente boletín, la APA propone las siguientes recomendaciones, que vale la pena conocer.

    1. Abordar el problema con seriedad pero con serenidad. Su lenguaje corporal y sus palabras deben comunicar seguridad y confianza.

    2. No improvisar lo que se va decir, asegurarse de ser directo y usar un lenguaje fácil de entender para las y los niños. No usar conceptos que den lugar a  más de una interpretación.

    3. Abordar el problema en el momento de mayor tranquilidad; aquel que asegure concentración y cercanía. Si la situación es de urgencia, primero recuperar la calma y luego provocar el momento deseado.

    4. Averiguar lo que saben del problema. Se les puede preguntar “¿Qué has oído de ..?” y ser el mejor Escucha para sus expresiones.

    5. Ser sensible a los sentimientos que se proyectan. Compartir los sentimientos que muestra su hijo o hija y proyectar el lado más humano.

    6. Ofrecer un modelo de conducta para enfrentar el momento. Por ello es importante que antes se calme y ordene sus ideas y emociones.

    7. Decir siempre la verdad. Exponer los hechos reales, a un nivel que ellos y ellas puedan entender; no se necesita dar detalles y menos ser muy gráfico. Hasta las y los niños pueden entender la muerte con expresiones sencillas (por ejemplo “ya no sienten nada, no tienen hambre, ni sed, ni miedo, ya nunca los veremos pero podemos recordarlos”).

    8. Acepte que no sabe. Hay preguntas a las que la respuesta es “no lo sé”, ofrézcalas con seguridad, eso inspirará confianza.

    9. Cerrar siempre la conversación dejando clara la seguridad de su protección y la certidumbre de el amor que les tiene.

    10. Dar seguimiento a la conducta que tendrán en por lo menos dos semanas, para identificar cualquier alteración que tengan de ésta. Asegurarse de ofrecer y representar compañía confiable y amorosa.

    Nunca será fácil abordar temas traumáticos, especialmente con las y los niños pequeños, pero nadie estamos exentos de ello. Queda claro que hacerlo a la ligera, esconderlo o negarlo no son opción positiva.

    Aplicar las sugerencias de la APA puede ser de gran utilidad. Sus contenidos se desprenden de mucha investigación de laboratorio y del seguimiento de sus efectos en diversas culturas.

    Ojalá nadie las necesitara, pero el deseo suena muy lejano. Lamentable cada día se están haciendo más necesarias.

    La barbarie que está desatada en nuestro estado y en el País y que está alcanzando a miles de ciudadanos, la mayoría de bien como Javier Valdez, los profesores de Concordia y Culiacán, o el doctor Miguel Ángel Camacho, las demanda con frecuencia lacerante.

    Por el bien de todos, ya es hora de que esto termine! YA BASTA!... ¡Yo sé que usted opina igual!

    @ambrociomojardi

    amojardin@gmail.com

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