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"Editorial"

"Corrupción, el problema"

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08/02/2018

    Editorial

    ¿Cómo gobernar bien? ¿Cómo tomar decisiones de Gobierno cuando la sospecha recae sobre ti? ¿Cómo demandar a la sociedad un comportamiento alineado a las reglas básicas de convivencia cuando la corrupción está en quien gobierna?
     
    Algo así ocurre en México, en muchos niveles. Y eso, también se reproduce en Sinaloa. Y no solo se trata de un tema de percepción, sino que es refrendado por quienes han tenido que incurrir en actos corruptos para sacar adelante un proyecto.
     
    Se trata, básicamente, de los empresarios. En el Estado, un 56 por ciento de ellos reconoce que en el último año, ha tenido que pagar, a funcionarios o intermediarios, para poder agilizar algún trámite o evitar alguna sanción, de acuerdo con una encuesta de Coparmex.
     
    Y no es asunto menor, cuando esta prácticas ubican a Sinaloa como la cuarta entidad donde más incidencia hay de casos de corrupción para poder avanzar.
     
    ¿Cómo exigir, entonces, a que la sociedad “se comporte” cuando el Gobierno no ha sido capaz de hacerlo? ¿Cómo demandar a la población confianza en las autoridades cuando sobre esta pesa la desconfianza de una mayoría? ¿Cómo responder a las convocatorias de caminar juntos, cuando aún siguen caminos abiertos para desviarse?
     
    Los gobiernos actuales, no solo los de Sinaloa, sino los de todo el País, siguen cargando con el lastre de la corrupción. No han sido capaces de luchar contra ella, o no han querido intentarlo.
     
    La autoridad lo mismo disimula que exista o forma parte de ella. Lo mismo permite que otros sean los que corrompan o deciden ser parte de las negociaciones. Lo mismo ha dejado que las mismas estructuras sigan operando o las sigue alentando.
     
    Sinaloa necesita un cambio y muchos de los males que todavía sigue arrastrando no van a cambiar si no hay voluntad de las autoridades por combatir la corrupción.
     
     

    El Gobierno de Quirino Ordaz Coppel intenta vender un Mazatlán y un Sinaloa moderno, con el Tianguis Turístico, pero el resultado de la venta puede resultar contraproducente si no es capaz de cortar esa cadena de corrupción que quienes invierten ya lo han dejado en evidencia.

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