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"OPINIÓN"

"Culiacán es una ciudad con estándares europeos"

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    Culiacán de Rosales, la "Perla del Humaya", la "Ciudad de los Tres Ríos", fue fundada el 29 de septiembre de 1531 por el conquistador español Nuño Beltrán de Guzmán.

     

    Con casi medio milenio de existencia, Culiacán es una ciudad mexicana con estándares europeos, estándares del siglo XIV.

     

    El medievo fue sin duda una de las épocas más enigmáticas y transformativas de la historia; sin embargo, también estaba llena de tensiones sociales y peligro.

     

    Imaginen vivir con la violencia como un peligro omnipresente en el día a día, ya sea como testigo, víctima o perpetrador. Con violencia callejera y querellas como el pan de cada día. Otras formas de violencia como asaltos, violaciones y asesinatos como eventos intrascendentes.

     

    Imaginen un lugar donde los párvulos e infantes son particularmente vulnerables a malnutrición, enfermedades e infecciones prevenibles.

     

    Imaginen una tierra con un ecosistema en detrimento, repleto de plagas y demás catástrofes que ocasionan la pérdida del sustento de la mayoría de la población.

     

    Imaginen un lugar donde emitir una opinión distinta a la establecida por el status quo podía significar ser sometido a un escarmiento, aprisionamiento, o la muerte.

     

    Imaginen una época en donde el habitante promedio vive una existencia de servidumbre perpetua para el enriquecimiento de unos cuantos lores.

     

    ¿Difícil de imaginar? Ese es el Culiacán contemporáneo, la viva imagen de cualquier ciudad europea medieval.

     

    Asesinatos cotidianos de personajes de todas las índoles (enfermeras, médicos, abogados, policías, etc.) en lugares comunes y corrientes; así como el típico homicidio en clubes nocturnos. Culiacán es aún más violenta que Jerusalén en tiempos de cruzada.

     

    Asimismo, tenemos un sistema de salud al borde del colapso. Un sistema ineficiente, con falta de cobertura, apoyo financiero y material. México realiza una inversión solo del 6.2% de PIB (el resto de los países de la OCDE destina el 9.2%). Muchas veces, el 45% del gasto que se hace en la Salud viene del mismo bolsillo del derechohabiente.

     

    La peste (plaga, muerte negra) cobró la vida del 66% de la población Europea. Ésta fue causada por la bacteria Yersina Pestis, la cual se propagó por toda Europa gracias a la abundancia de ratas. La especie roedora proliferó gracias al Papa Gregorio IX, quien tenía la idea supersticiosa de que los gatos eran herramientas del diablo. Consecuentemente, emitió un edicto el cual promovió la matanza de miles de gatos, y consecuentemente, ocasionó la proliferación de las ratas propagadoras de la peste.

     

    En Culiacán, la proliferación de ratas no sólo ha causado un desequilibrio en la trama social de la ciudad, literalmente vivimos en medio de la Peste. Esta peste con olor a excretas humanas es producto de la negligencia y la falta de preparación de las autoridades, cuya forma de actuar es muy parecida a la del Papa Gregorio IX, sin fundamento y apelando a la superstición o de la gente.

     

    El asesinato impune del periodista Javier Arturo Valdez Cárdenas (15 de mayo de 2017)​, cuyos escritos sobre el narcotráfico y el crimen organizado le costaron la vida, evoca una época donde Galileo Galilei fue amenazado por la iglesia por sus ideas revolucionarias, y donde cientos de personas eran quemadas vivas en la hoguera por discrepar.

     

    Por último, el 43.6% de la población vive en condición de pobreza, lo cual contrasta con un aumento del 18% de la fortuna de los millonarios mexicanos. Los principales 15 multimillonarios mexicanos poseen el 30% de la riqueza nacional. Vivimos en un estado feudal.

     

    Como ustedes ya saben, la Edad Oscura durante el medievo tuvo su fin alrededor de la mitad del milenio pasado (periodo durante el cual se fundó Culiacán); no obstante, nuestra Edad Oscura no parece tener fin.

     

    Todos queremos un cambio, pero no todos estamos dispuestos a ser parte del Renacimiento.

     

    Estamos atravesando un periodo muy similar a la Europa medieval, no sólo por lo previamente mencionado, sino también por otros elementos en común, tales como el declive de un imperio político, el debilitamiento de las instituciones eclesiásticas por falta de valores morales, la profunda crisis económica derivada del anquilosamiento del sistema, y la decadencia de las artes y las ciencias, lastradas por una teología escolástica sumida en el escepticismo.​

     

    Frente a esta decadencia, necesitamos un cambio de conciencia colectiva a través del retorno a los valores de la cultura, civismo y ciencia.

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