"De la solidaridad a la unidad"

Los mexicanos se han entregado solidarios al auxilio de los compatriotas afectados por el terremoto de este martes.

 

Los damnificados de la CDMX, Puebla y Morelos reciben la ayuda que llega de distintos puntos del país, donde en breve tiempo surgieron espontáneos centros de acopio de víveres perecederos y productos de higiene.

 

También, ni duda cabe, la gente se ha arremolinado para participar de manera voluntaria en las labores de rescate.

 

Unos ayudan quitando escombros, otros llevan café y comida. Unos más instalan planta de luz y lámparas y otros prestan sus departamentos para comer, descansar o utilizar los servicios sanitarios.

 

No hay quien no reconozca y admire el espíritu de solidaridad de los mexicanos ante la tragedia. No es la primera ni será la última vez que nos unamos ante la necesidad del hermano en desgracia.

 

Sin embargo, esta ocasión es una oportunidad para reflexionar cómo podemos mantener esta solidaridad de manera constante. Se entiende que el impacto de los desastres impulse la ayuda espontánea y desinteresada.

 

¿Pero cómo podemos pasar del impulso a la cultura? ¿Cómo podemos convertir estos nobles actos de solidaridad en una conducta social?

 

¿Cómo podemos vencer al tiempo y a la rutina para que la solidaridad sea un acto cotidiano?

 

Fuerza a México, fuerza a las víctimas de este terremoto que macabramente ocurrió el mismo día, pero 32 años después, de aquel que dejó en ruinas a la capital del país con un número de, al menos, 10 mil víctimas.