"El arco del violín"

El sonido del violín es suave y melancólico. En ocasiones es brillante y majestuoso, como en el primer movimiento del Concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky, La Chacona de Vitali o el Concierto para violín y orquesta de Brahms. En otras, es tierno y dulce como en la Serenata de Toselli. También puede ser relajante, como en el adagio de Albinoni o la Meditación de Thais. O agudo y sublime, como en Paganini, Bruch y Tartini. En fin, la lista puede hacerse interminable y cada quien tendrá su pieza musical o autor preferido.

 

Es sabido que los violines más famosos fueron los fabricados por Antonio Stradivari, conocidos precisamente como “Stradivarius”, a los que solamente compiten los de Giuseppe Guarneri. Sin embargo, pocas veces se repara en la función tan importante que desempeña el arco para lograr el máximo desempeño del violín.

 

El arco evolucionó a lo largo de la historia, hasta que en el Siglo 18 alcanzó la forma hoy conocida. Se utiliza madera del árbol del Pernambuco o Massaranduba, provenientes de Brasil, aunque actualmente se fabrican también con materiales sintéticos, como la fibra de carbono. En la mecha generalmente se sigue utilizando crin o cola de caballo.

 

Metafóricamente, Fabrizio Caramagna se refirió a la pasión que debe encendernos aludiendo al violín y el arco. “Todos tenemos un violín en el pecho y hemos perdido el arco para tocarlo. Algunos lo encuentran en libros, otros en el incendio de una puesta de sol, otros en los ojos de una persona, pero cada vez el arco cae de las manos y se pierde como una brizna de hierba o un sueño. La vida es la búsqueda interminable de este arco para no sentir el silencio que nos rodea”.

 

¿Cuido mi arco y mi violín?

 

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@rodolfodiazf