|
"OBSERVATORIO"

"El Cártel, ¿sin planes con Quirino? Narcopolítica: pausa o renovación"

""
OBSERVATORIO

    A diferencia de hace seis años, hoy se dispone de pocos elementos para definir qué relación guarda o proyecta el Cártel de Sinaloa con el recién instalado Gobierno de Quirino Ordaz Coppel. Estos dos tipos de poder emanados uno del voto popular y otro de tráfico de drogas, aparentan alejamiento mientras el atentado contra Juan Antonio Murillo Rojo evidencia que los grupos escindidos son el problema.

    La opinión pública sinaloense se había desentendido del tema hasta que el martes 17 de enero ocurrió el ataque al que sobrevivió el ex Secretario de Seguridad Pública de Culiacán y Mazatlán, quizás el primer elemento de valoración para desentrañar los nuevos planes de la narcopolítica. ¿O no hay planes? La agresión a Murillo, a quien se le atribuye la posible continuidad del grupo de “Chuy Toño” Aguilar Íñiguez en los mandos policiacos de Sinaloa, avisa que la delincuencia organizada no está dispuesta a soltar los controles antes alcanzados.

    Sin embargo, una cosa es lo que quiera la alta delincuencia y otra lo que el Gobierno le permita hacer. Durante los seis años de Mario López Valdez nunca fue ahuyentado el fantasma de tratos con el hampa, partiendo de que en el Valle del Río San Lorenzo se armó una estrategia para allegarle votos a Malova, siguiendo con las narcomantas que lo acusaban de proteger a un bando criminal y finalizando con aquella videograbación donde Frank Armenta, el guardaespaldas del entonces Gobernador, lo acusaba de vínculos con el Cártel de Sinaloa.

    El reciente proceso electoral y la asunción de Ordaz Coppel al Gobierno del Estado transcurrió sin evidencia alguna de que el Cártel de Sinaloa metió la mano a favor del empresario mazatleco. Esto es precisamente lo que intriga ya que si en verdad ocurrió tal abstención significa un arma de doble filo: negociar vuelve a la autoridad rehén de narco y la falta de acuerdo la coloca en inminente peligro.

    Por supuesto que las condiciones de 2010 son distintas a las de 2016.  En aquella época los cabecillas del Cártel, principalmente Ismael Zambada García, se interpusieron en el eventual triunfo electoral de Jesús Vizcarra, además de que Joaquín Guzmán Loera operaba en libertad su relación con políticos luego de fugarse por primera vez en 2001 del penal de Puente Grande, y "El Mayo" aún no asumía la estrategia de bajo perfil que implementa ahora.

    Se cree difícil la hipótesis de la distancia prudente entre el Cártel y Gobierno de Sinaloa. Los dos se necesitan hoy, como se han apoyado siempre aquí y en cualquier otra parte, con acuerdos tan básicos como no estorbar los políticos en los negocios del narcotráfico y este moderar la saña para reducir el número de muertos que es lo que en realidad le causa alarma a la población.

    ¿Hay o habrá algún punto de encuentro entre Quirino Ordaz y el Cártel de Sinaloa? La narcopolítica es, por excelencia, la pista de hielo en la que resbala ágil la especulación. En ella esquía ligera la conjetura ciudadana que en la mayoría de las veces es muy próxima a la realidad. Dejemos, pues, que ruede la percepción de los sinaloenses.

     

    Re-verso

    Creer en la nueva era,

    De narcos lejos del Gobierno,

    Es igual a la quimera,

    De un pacto de paz eterno.

     

    Nueva mentalidad

    A los capos del narco les ha preocupado siempre que Sinaloa se llene de soldados, pero a raíz de la emboscada del 30 de septiembre de 2016, que costó la vida de 5 militares, pareciera que en vez de acongojarse están coadyuvando con el Ejército para que lave la afrenta y de paso ponga orden. 

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!