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"Editorial"

"El clima, la clave"

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21/03/2017

    Editorial

    Este miércoles se conmemora el Día Mundial del Agua, con el fin de crear conciencia sobre su uso y cuidado y permitir que su disponibilidad esté garantizada para futuras generaciones.
    Para quienes viven en estados privilegiados, como Sinaloa, donde el acceso al agua potable está garantizado en gran parte de la entidad, pensar en la escasez no es un tema prioritario. Aunque habría que preguntárselo a quienes habitan en las zonas altas del estado, donde el estiaje golpea cada verano.
    Y habría que preguntarse, además, si las condiciones de sequía que se registran en algunas entidades del País, como el Estado de México, por ejemplo, o de otros países, como Etiopía, Kenia o Somalia, podrían reproducirse en Sinaloa.
    Tal vez no en el futuro inmediato, pero sí para las próximas generaciones si no se toman las medidas adecuadas para asegurar su conservación.
    Y esto tiene que ver con políticas públicas que regule la forma en cómo se está consumiendo el agua, tanto para uso doméstico como para actividades productivas.
    En el uso doméstico, los organismos operadores de agua no han sido capaces de conformar una empresa que garantice al mismo tiempo disponibilidad, calidad y retorno de inversión para el abastecimiento.
    Y en el uso para actividades productivas, las leyes aún no han sido lo suficientemente rígidas para garantizar que las aguas residuales no contaminen las cuencas generadoras de este líquido.
    Y más allá, las leyes no han sido lo suficientemente inflexibles para garantizar que los ecosistemas forestales se preserven y asegurar así que los mantos freáticos se vuelvan a abastecer y de esa manera permitir el acceso al agua.
    La deforestación, la contaminación y el desperdicio están acelerando el cambio climático y modificando todos los ecosistemas. Aunque haya voces que aún pongan en duda que algo va a cambiar, esto ya está ocurriendo en mayor o menor medida, en todo el mundo.
    Si aún resulta difícil de creer, basta ver cómo la erosión de las playas se acelera, como especies pesqueras, para el caso de Sinaloa, escasean y cómo la temperatura se vuelve impredecible.
     

    Lo que sigue, si no hay una reacción, será el agua, tarde o temprano.

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