"El combate a la corrupción une a los candidatos a la presidencia"
Jesús Héctor Muñoz Escobar
El combate a la corrupción es el tema que une a los aspirantes a la Presidencia de la República. Al asumir formalmente la candidatura de sus respectivas coaliciones, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador se comprometieron a enfrentar este grave lastre que en México genera problemas mayúsculos.
Con su estilo propio, los abanderados anunciaron su determinación de ser implacables contra la impunidad. Y sí, eso es lo que quieren escuchar los mexicanos, pero sobre todo quieren ver hechos contundentes.
Por eso la importancia de avanzar en la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción, ya que con el pretexto de no elegir a un fiscal a modo del Gobierno del Presidente Peña y el PRI, en el Congreso de la Unión están congeladas importantes leyes como la de Publicidad Gubernamental y de Obras Públicas, ambas estratégicas para evitar impunidad y corrupción.
Ahora hay que esperar que los candidatos presidenciales definan, más allá de buenos deseos, cómo van a combatir la corrupción. La única que se ha escuchado con más formalidad es la del candidato de la coalición PRI-PVEM- Panal, José Antonio Meade que se basa en recuperar el dinero, las propiedades, con la extinción de dominio y todos los bienes de los corruptos para canalizarlos a un fondo nacional de becas para niños y mujeres.
Aunado al incremento del castigo a los funcionarios públicos deshonestos y hacer obligatoria la certificación patrimonial para los altos funcionarios y legisladores.
Sin duda el combate a la corrupción no debe ser un tema primordial sólo para los aspirantes a ocupar la Presidencia de México, sino de todos los actores políticos, sociales y económicos. No es posible que los ciudadanos se sientan lejanos a este problema, cuando día tras día sufren las consecuencias de este delito.
Por lo pronto, este domingo escuchamos al candidato del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya decir que no quiere ser Presidente para administrar la mediocridad, sino para hacer realidad el cambio profundo, en donde la prioridad será el combate a la corrupción y terminar con la violencia y la desigualdad.
Y a López Obrador afirmar que seguirá actuando con apego a los principios de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo; eliminar la corrupción y la impunidad; abolir fueros y privilegios; acabar con lujos, abusos y el despilfarro en el gobierno; eliminar las pensiones millonarias para los ex Presidentes; vender el avión presidencial y toda la flotilla de aviones y helicópteros del gobierno y bajar a la mitad los sueldos de altos funcionarios públicos.
Buenos discursos, propios de la oficialización de las candidaturas. Ahora hay que analizar qué y cómo van a hacer para volver realidad sus buenos deseos que sólo endulzan el oído de los electores que exigen definiciones de quienes aspiran a ocupar la titularidad del Ejecutivo federal.
Realmente México necesita ese cambio. Se tiene que dar ese golpe de timón y empezar a combatir la corrupción en todos sus niveles.
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