"El mundo está loco loco loco"

Ese es el título sorprendentemente bien traducido de la película hollywoodense It’s a Mad, Mad, Mad, Mad World, con el legendario Spencer Tracy y un ensamble de actores de primera línea como Mickey Rooney y Milton Berle. Y digo bien traducido porque a como traducimos los títulos de películas, a nadie hubiera extrañado que le pusieran Persecución Demente o alguna cosa por el estilo. Recuerdo en 1994 cuando salió la película True Lies, que tradujeron como Mentiras Verdaderas, en lugar de, no sé, La Verdad No Peca Pero Incomoda.

El caso es que esa película de acción y humor es de 1963, pero a México nos llegó hasta los setentas. Eran otros tiempos, las cosas llegaban con un retraso de años, acolchonadas por la vista crítica de los censores del partido único. Teníamos que esperar a que una tía fuera a la frontera para encargarle un Milky Way y esperar años a que las autoridades aprobaran conciertos de Alice Cooper y de Queen. Las caricaturas que veíamos en la televisión eran una mezcla de caricaturas estadounidenses desde los 30 a los 60. La influencia económica era más poderosa: el mundo se ha estado globalizando de forma acelerada desde los 30, pero las influencias culturales hasta los setentas eran bastante más lentas. Los chinos, por ejemplo, no tienen idea de a qué nos referimos con “los sesentas” ó “los setentas” porque ellos estaban cerrados al mundo exterior en esos tiempos.

El mundo siempre ha estado loco loco loco, pero en nuestros tiempos las manifestaciones culturales (y las locuras) se propagan de forma instantánea. Antes de que se estrene la película taquillera del verano ya la podemos robar en Internet, y nos enteramos de cuanto pasa en las cuatro esquinas del mundo a la velocidad de la luz. Esto lleva a una interpolinización cultural como nunca se había visto en la historia. El hecho de que en EEUU los demócratas hayan perdido imagen a tal grado que perdieron la Presidencia aunque tenían al contrincante más estrafalario y menos preparado de la historia, nos afectará muy pronto y no sólo eso: estamos tan saturados de información y de opiniones de cómo lo hará, que ya no sabemos nada. En Monterrey, un niño de 15 años acaba de cometer una masacre sin precedentes en una escuela secundaria, al estilo de los espantosos eventos que tienen años de suceder en EEUU. 

Estamos más conectados que nunca, sí, pero ahora tanto el entendimiento como la locura han pasado a ser parte de la canasta de exportaciones e importaciones.

El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China

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