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"LA VIDA DE ACUERDO A MÍ"

"El orgullo ante tu nacionalidad pero no ante tu País"

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    El mundo está lleno de estereotipos. Estereotipos que determinan cómo debemos vernos, qué debemos pensar y creer. Cuando cruzamos las fronteras que limitan nuestros países, nos enfrentamos a realidades desconocidas. Conocemos personas cuyas vidas, a pesar de ciertas similitudes, no tienen nada en común con la nuestra.
     
    He sido lo suficientemente afortunada para viajar fuera de mi país de origen, y en estas travesías me he encontrado con muchos estereotipos acerca de América Latina y México. Para algunos somos ladrones, asesinos, corruptos, agresivos, sexistas, pobres, estúpidos, ignorantes, maleducados e indeseados. Para otros somos creativos, amables, cariñosos, trabajadores, honestos, cálidos, divertidos, energéticos, y leales. En muchos sentidos, la verdad es que ciertos mexicanos pueden ser todas estas cosas. Nadie se atrevería a negar las atrocidades que los mexicanos hemos tenido que soportar desde el principio de los tiempos; nadie se atrevería a negar que la violencia existe en nuestra vida cotidiana y que el país se enfrenta a una serie de obstáculos interminables. Nadie puede negar que pese a todo y a todos, los mexicanos sobreviven.
     
    Los mexicanos sobreviven. Eso es lo que hacemos. En algunos países hasta somos conocidos por eso: “Los mexicanos son como las cucarachas; aunque las mates siguen viniendo”. Y aunque veo la belleza en sentirse invencible; aunque escucho la melodía en declararse duro, el hecho de que los mexicanos tengamos la piel tan gruesa como para no reaccionar de la manera en la que deberíamos al ver a nuestra propia gente viviendo en pobreza extrema y nuestra propia sangre injustamente derramada, me parece trágico.
     
    Yo amo México. Éste es mi hogar. Ésta es la tierra donde crecieron mis abuelos, mis padres y mis hermanos. Ésta es la tierra que me vio nacer. Aquí aprendí lo que es el amor, la amistad, el valor de la vida. Aquí me volví quien soy.
     
    Pero no estoy orgullosa de México. ¿Cómo podría estarlo? Abrir el periódico o un libro de historia es suficiente para estar deprimida toda la semana. Lo peor es que nunca sé cómo sentirme o a quién culpar.
     
    Es un hecho que México está dirigido por un grupo de hombres y mujeres sin la menor cantidad de escrúpulos, que están dispuestos a lo que sea para salvarse a sí mismos. Las autoridades han llegado hasta los extremos para salirse con la suya, propulsando un ambiente de caos. 
     
    Otros están secuestrando camiones repletos de gasolina. Por otro lado, estoy muy consciente de que hablo desde una posición privilegiada, y eso lo cambia todo. Siempre he recibido educación, siempre he tenido un techo sobre mi cabeza, mi estómago siempre ha estado satisfecho, nunca me ha faltado nada, nunca he necesitado nada que México no pudiera darme. Pero sé que ese solo es mi caso. ¿Qué hay de los otros 55 millones de mexicanos que no pueden decir lo mismo? Apuesto a que ellos tampoco están muy orgullosos de México.
     
    La idea de que puedes estar orgulloso de tu nacionalidad pero no de tu país es un concepto nuevo, pero completamente válido. Algunos dirán que se contradice a sí mismo: si estoy orgullosa de ser mexicana, evidentemente debo estar orgullosa de México también. Pero aquí está el asunto: No puedo evitar sentir que si no fuera mexicana no sería tan creativa, ingeniosa y curiosa como soy. Pero también creo que si hubiera crecido en por ejemplo, Inglaterra, Suiza, Noruega o Finlandia, podría decir que estoy orgullosa de mi Presidente, de mis calles seguras, del nivel de educación que brindan mis escuelas y de la reputación de mi país en general (aunque estoy consciente de que la estabilidad y la riqueza de dichos países sobrevive gracias a la pobreza de otros).
     
    Ahora que me he lamentado y quejado, ¿qué debería hacer por mi país? ¿Qué podemos hacer todos para no solo sentirnos orgullosos de ser mexicanos, si no del mismo México? Con toda honestidad, no estoy segura. Es muy fácil señalar con el dedo, especialmente si lo haces desde una posición privilegiada (como hice en este texto, lo siento), sin buscar el cambio verdadero. 
     
    Pero el hecho de que reflexione sobre estos temas y los comparta con ustedes es un comienzo. El desafiar el tóxico y erróneo estereotipo del mexicano común es un comienzo.
     
    Twitter: Aless_SaLo

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