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"La Nueva Nao"

"El peligro de los eunucos"

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LA NUEVA NAO
18/02/2017

    Estudiar la historia china es fascinante porque es una nación que ha existido continuamente durante miles de años y que ha pasado por prácticamente todas las situaciones y desastres imaginables: gobiernos autocráticos, secesiones, apertura económica, prensa libre, prensa censurada, confiscación de bienes, guerras intestinas; y todo esto sin tomar en cuenta la historia contemporánea desde el ascenso del Partido Comunista. 
    Por ejemplo, en la Dinastía Song (s. XIII) hubo un intento de economía centralmente planeada con división de las tierras por medio de comunas, que no terminó bien: fue preludio del fin de la dinastía.
    Hay que estudiar la historia para evaluar las situaciones en las que vivimos, porque si los grandes hombres pueden empujar o retrasar los procesos históricos en los que se ven envueltos, las tendencias no los requieren para seguir su curso; así como el cauce de un río puede verse afectado por unas cuantas piedras o acelerase en un desnivel de tierras, pero no hay el equivalente de una represa. 
    He mencionado antes que el mundo está entrando en un periodo de redescubrimiento de los nacionalismos y autoritarismos, después de desencantarse de muchas fallas del proceso globalizador de las últimas décadas. Un ejemplo es el nuevo presidente de EEUU, pero esto se reproduce en Europa, Latinoamérica y Asia. Ahora bien, una consecuencia frecuente de regímenes autoritarios es la estructuración del poder: veamos un ejemplo de hace dos mil años.
    Las dinastías chinas tenían un ciclo de ascenso y declive: los primeros emperadores, que echaban a una dinastía obsoleta o consolidaban el poder sobre un reino caótico, normalmente empezaban con reformas y reestructuraciones en los que tomaban parte muy activa pues ellos eran hijos de los tiempos problemáticos. Pero sus descendientes, nacidos en el poder, con el tiempo perdían la noción de los problemas del reino. 
    A finales de la dinastía Han, el emperador estaba tan alejado de las realidades de su imperio que, haciendo a un lado a sus expertos, dejó que el poder se concentrara en su círculo más inmediato, compuesto por los eunucos que cuidaban su harem. 
    Éstos eran expertos intrigantes, pero no tenían conocimiento práctico administrativo ni militar, y en pocos años una revuelta acabó por fin con la dinastía. 
    La creación de estas “cámaras de ecos” que aíslan a los gobernantes o aspirantes a gobernantes, es también un problema moderno a ojos vistas. Te lo digo Juan para que escuches Pedro.
    El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China
     

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