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"Opinión"

"El PRIAN unido jamás será vencido"

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18/04/2018

    Carlos Elizondo Mayer-Serra

     

    @carloselizondom

    Profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey

     

    En las encuestas, López Obrador trae alrededor del 42 por ciento de la intención efectiva del voto, es decir sin contabilizar a quienes no contestan, están indecisos o dicen que no van a votar. Otra forma de verlo es que hoy cerca del 58 por ciento de los mexicanos no piensa votar por López Obrador.

     

    Por ello, más de uno se ha preguntado qué pasaría si se armara un TUCAMLO, Todos Unidos contra Andrés Manuel López Obrador, como intituló su columna del lunes Leo Zuckermann (https://goo.gl/GGHP1k). O por parafrasear un viejo grito en las marchas de izquierda en los años 80, cuando fui a más de una: “El PRIAN unido jamás será vencido”.

     

    El PRI y el PAN se fueron distanciando en las elecciones locales, en particular con la llegada de siete gobernadores del PAN o en alianza con el PRD que ganaron en el 2016 con un objetivo central: enjuiciar y mandar al Gobernador saliente a la cárcel, lugar donde están Javier Duarte y Roberto Borge. En las elecciones locales del 2017 las diferencias se ahondaron.

     

    Ricardo Anaya, en su ánimo de obtener a toda costa a la candidatura de su partido, generó una fractura en el PAN. No dejó abierta la puerta a la competencia interna y Margarita Zavala se fue de independiente, hoy con una intención de voto de unos 5 puntos.

    El PRIAN, que firmó el Pacto por México junto con el PRD a inicios del actual sexenio, mostró tener una gran cantidad de posiciones en común. Sin embargo, la lucha por la Presidencia los dividió. Incluso si los tres candidatos del PRIAN (Zavala es la tercera) estuvieran de acuerdo en evitar la llegada al poder de López Obrador, no hay un mecanismo institucional para descartar a uno de los tres.

     

    En el caso de tener un sólo candidato del PRIAN, si hubiera una segunda vuelta como existe en casi todos los sistemas presidenciales, según la encuesta de Reforma publicada ayer, López Obrador ganaría con un margen de 20 puntos sobre Anaya, quien es hoy el candidato que pasaría a esa segunda vuelta. En dicha encuesta, el 59 por ciento de los votantes desea sacar al PRI del gobierno, frente al 22 por ciento que desea evitar que López Obrador llegue. A diferencia del 2006, el rechazo a López Obrador es significativamente menor al del gobierno y su candidato, José Antonio Meade.

     

    Quien declara que no votará por AMLO no es un votante que vaya a ir unido en su contra. Ni en la polarización del 2006 eso sucedió. En ese año, el 22 por ciento votó por Madrazo, y el 2.7 por ciento por Patricia Mercado del Partido Socialdemócrata. Roberto Campa, de Nueva Alianza, con casi el 1 por ciento del voto obtuvo más apoyos que la diferencia entre Calderón y López Obrador.  El 2 por ciento del electorado prefirió ir a la urna y anular el voto y el 41 por ciento del padrón registrado simplemente no salió a votar.

     

    La idea de que el PRIAN unido jamás será vencido falla por la misma razón que la idea de que el pueblo unido jamás será vencido. El pueblo no es una unidad clara representada por un partido, una idea, o un candidato. El pueblo y el PRIAN son un conjunto de individuos con intereses diversos y formas distintas de entender a México y el mundo.

     

    Muchos han encontrado en López Obrador a un candidato que les es mucho más cercano en discurso y proyecto de país que Anaya o Meade. La promesa de López Obrador de la semana pasada, de volver al desarrollo estabilizador, la exitosa estrategia de desarrollo de los años 60, como modelo para el futuro del País, debe ser bien vista por muchos priistas que nunca entendieron eso de dejar que el mercado opere con relativa libertad, que no sea el Gobierno quien otorgue arbitrariamente concesiones, permisos de importación, subsidios…

     

    Ahora bien, sin duda el conflicto entre el PAN y el PRI explica una parte del ascenso de López Obrador. Al Gobierno le resulta menos amenazante su triunfo que el de Anaya y éste ha marcado más sus diferencias con el PRI que las que tiene con Morena. Sin embargo, simplemente dejar de atacarse no va a crear un frente PRIAN unido en el electorado.

     

    Hoy López Obrador tiene una importante ventaja en las intenciones de voto del electorado. Sin embargo, la campaña como tal, el espacio en el que los candidatos tienen spots para promover su candidatura, fijar su postura o atacar a sus enemigos lleva solo 21 días. Faltan 69 y tres debates.  Los candidatos enfrentan cada día un riesgo o una oportunidad. Un cambio de tendencia puede en un par de semanas volver la contienda más competitiva o podemos terminar con un carro completo a favor de Morena.

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