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"OPINIÓN"

"El regreso de Rubén Rocha"

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    Rubén Rocha Moya, aún jefe de asesores del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, asistió y firmó el Acuerdo de Unidad Nacional de López Obrador provocando varias lecturas, pero las fundamentales son dos: la primera es que luego de estos años de trabajo con gobiernos priistas, en un acto de contrición ha vuelto al carril de la izquierda, lo que inmediatamente ha sido festejado por quienes todavía creen que en política muchos conversos en el último tramo de la vida terminan por volver a casa, y la otra, más pragmática, más real, ve esta asistencia como parte de una estrategia política destinada a establecer puentes entre el Gobierno de Sinaloa y quien de acuerdo a encuestas podría ser el próximo Presidente de la República. Rubén Rocha tuvo una trayectoria destacada en su paso por la UAS y fue considerado un liderazgo de la izquierda durante los años ochenta, cuando en 1986 fue su candidato al Gobierno del Estado. En 1998 fue su última aparición electoral como candidato del PRD al Gobierno de Sinaloa. Llegó a obtener incluso la mayor votación que haya tenido un candidato de esta corriente con un 17.3 por ciento, lo que significa un reconocimiento a una trayectoria y no es cualquier cosa, pues tenía como adversarios a dos pesos pesados: el panista Emilio Goicoechea y el priista Juan S. Millán.

    Renuncia al PRD y en 2004 se vincula al grupo político del entonces Gobernador priista Jesús Aguilar Padilla, quien lo ubica en el mismo cargo que hoy ostenta. En esas sombras burocráticas permanece a lo largo de ese sexenio y luego se va a la Ciudad de México a ocupar un cargo federal en el sector salud, para volver a Sinaloa e integrarse al Gobierno de Quirino Ordaz, quien también fue miembro del gabinete de Aguilar Padilla.

    En esos 15 años de vínculo con gobiernos priistas escasamente se le vio en actos públicos, sin embargo es un observador de primer nivel de la vida pública sinaloense y hay quienes llegan a decir que mueve todavía algunos hilos de la izquierda universitaria. No creo porque esa corriente ya no existe en la UAS. Asiste a los actos protocolarios universitarios y es muy cuidadoso de sus expresiones en esta materia, aunque es probable que no comparta ni siquiera amistad con Héctor Melesio Cuén Ojeda, el factótum del poder.

    Leo la entrevista que Rubén Rocha brinda a Andrés Villareal en Riodoce y extraigo la conclusión que Rocha Moya regresa a la política a través del lopezobradorismo. Hay una relación con AMLO desde que este era dirigente nacional del PRD. No lo ve mal, sino como un activo político. AMLO lo invita a ser parte de la campaña de 2018 –quizá, la última, teniendo a él como protagonista principal- y acepta, sin tener un ofrecimiento concreto, aunque no hay que ser ingenuos para no entender que es un asunto de tiempo, definiciones. Su sola mención seguramente tuvo un efecto en las aspiraciones de Gerardo Vargas y Héctor Melesio Cuén, quienes, se dice, se han acercado al entorno de Morena buscando una alianza.

    Andrés Villareal ya ve a Rocha Moya como cabeza de fórmula de Morena para el Senado de la República, teniendo como adversarios a Héctor Melesio Cuén llevando los colores del PRI, y a Manuel Clouthier como candidato independiente –esto que tiene sus asegunes, no obstante será interesante tener en la competencia por el mismo cargo a dos ex rectores de la UAS ideológicamente en las antípodas- y sería el único político que haya tenido como adversario electoral al padre e hijo de los Clouthier.

    La pregunta obligada es si 20 años de estar alejado de las lides electorales no significa un pasivo. Hoy no existe rochismo como sí lo hubo durante los años de su rectorado, que se caracterizó por la tolerancia. Más aún, habría que preguntarse si su vínculo con los gobiernos priistas no terminará afectando a Morena. Rocha deja entrever algo cuando recuerda que muchos de sus antiguos votantes seguramente ya “murieron”, y es un desafío mayor ante una población eminentemente joven, los millennials marcados por el individualismo que ha generado el mercado. A esa generación a la que poco le dicen las utopías o las luchas que ocurrieron cuando la mayoría de ellos no había nacido. No obstante, a Rocha Moya estos años en la sombra burocrática le han permitido conocer mejor la realidad sinaloense y eso quizá podría ser un activo en una eventual campaña política por una posición en el Senado o en la Cámara de diputados.

    Ahora, yendo a la segunda lectura, la pragmática de que esta cercanía de Rocha Moya con López Obrador y una eventual postulación le sirva al Gobierno de Quirino Ordaz, en la hipótesis de que el tabasqueño obtenga el triunfo presidencial, no es descartable sino obligado. Los gobiernos de cualquier tipo necesitan intermediarios políticos. Gente que abra puertas y facilite las negociaciones entre poderes. Y qué mejor que lo haga con quien viene de la izquierda y es parte del gobierno en turno. 

    El Diputado panista Roberto Cruz, por ejemplo, me confiaba en una charla que sostuvimos en Mazatlán hace aproximadamente dos meses, que cuando se trató de decidir quién sería el primer presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, él dio dos argumentos al Gobernador que a mi juicio no tendría porque decidir, para que se le asignara en lugar de entregárselo al PAS: uno, seguro, que el PAS en 2018 no tendría candidato a la Presidencia de la República y el otro, la buena relación que él tiene con Ricardo Anaya y Margarita Zavala, lo que serviría en caso de que el PAN ganara nuevamente la Presidencia de la República –esto es importante porque el gobierno terminará en 2021 y un triunfo opositor exigiría en aquellos estados gobernados por priistas tomar previsiones.

    En ese sentido es importante saber cómo será la entrada de Rocha Moya a la campaña de López Obrador, presumiblemente será por arriba como hasta ahora, él no habla de que se vaya a afiliar a Morena, habla de compartir el proyecto de AMLO y que se sumará a su campaña y, si es así, permite pensar que a estas alturas de la vida no estaría en disposición de volver a la militancia de los años ochenta, entonces lo que queda firme son los servicios que puede prestar al Gobierno de Ordaz Coppel ante un eventual triunfo de López Obrador. Por lo pronto el Gobernador ha dicho que Rocha Moya seguirá en la coordinación de asesores y un comentario mío en Facebook provocó un alud de reacciones mayoritariamente positivas. Su nombre sigue diciendo algo. Al tiempo.

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