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"Opinión"

"El rompimiento"

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    WASHINGTON, D.C._ Una de las leyendas urbanas más socorridas de la política mexicana es la presunta cercanía entre el hombre más rico de México y el favorito a ganar las elecciones de julio. La narrativa se basa en dos hechos: colaboraron en el proyecto de restauración y renovación del centro de la Ciudad de México, y Carlos Slim Helú es consuegro del empresario Miguel Torruco, asesor de Andrés Manuel López Obrador sobre el sector turismo.
    Sin embargo, en la rueda de prensa el lunes, Slim deshizo el mito. Explicó que como presidente del Consejo Consultivo para el Rescate del Centro Histórico en los tiempos en que López Obrador fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se conocieron y trataron. Pero, preciso: “AMLO no iba a las juntas. Después el trato fue muy lejano”.
    Sea cual fuere la relación que tenían hoy se ha dañado. El lunes, Slim se distanció con quien se perfila como el próximo Presidente de México y advirtió que suspender el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México sería suspender el desarrollo del país. De ganar, Andrés ha dicho que someterá a revisión el proyecto más ambicioso del gobierno peñista. Sospecha, no sin razón, que el NAIM es un derroche de recursos públicos y que muy probablemente hubo corrupción en la concesión de contratos. La mayoría se otorgó por asignación directa no por licitación a Slim, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank Rhon y un cuñado de Carlos Salinas, entre otros.
    En la rueda de prensa Slim dijo que los candidatos presidenciales “no tienen por qué meterse” en un proyecto cuya viabilidad se decidió hace años y aclaró que “ahorita no” va a tratar de convencer a ninguno de ellos. Fue la primera vez que contradijo públicamente a AMLO. Hasta ahora, Slim se había mantenido al margen del polarizado debate electoral y había procurado tener relaciones cordiales con la clase política.
    El choque intensificó el nerviosismo de los inversionistas. “Si algo le ha faltado al candidato de izquierda, es precisamente ganarse la confianza de mercados e inversionistas, y con este tipo de propuestas lo único que va a lograr es convencer a la iniciativa privada de que su llegada a la Presidencia podría no ser la mejor opción para el sector privado”, me dijo Alfredo Coutiño, director para Latinoamérica de la calificadora Moody’s.
    El analista consideró que la posición de AMLO contra el NAIM puede dar crédito a las voces que lo tachan de riesgo para el país.
    La respuestas de Andrés Manuel a los dardos que le lanzó el mexicano que mejor conoce los mercados internacionales empeoró la disputa. Según AMLO, Slim recibió línea de los villanos favoritos de la película: Peña Nieto y Salinas. “Seguramente le pidieron que saliera a dar esa conferencia, seguramente Peña Nieto, o Salinas... Lo están utilizando para tratar de contrarrestar el avance de nuestro movimiento, pero no les va a funcionar”, dijo en gira por Sonora (Aristegui Noticias 16 de abril).
    Ante criticas y ataques, amañados o no, su instinto inicial es culpar a la “mafia del poder”. Sin embargo, esta vez confundió a los actores del script. La fortuna de Slim supera los 72 mil millones de dólares. Es el quinto hombre más rico del mundo. Pertenece al exclusivo club de súper ricos al que Peña y Salinas no podrían entrar ni para bolear zapatos. Dinero es poder. Slim está por encima de la mafia del poder. No recibe órdenes de ella. Slim usa a los políticos, los políticos no lo usan a él.
    Slim es uno de los amos de México. De los verdaderos dueños del país. El hombre cuyo imperio económico eleva el PIB y cuyos productos y servicios consume diariamente la vasta mayoría de mexicanos. Un hombre con este poder no se subordina a los políticos. Slim defendió el aeropuerto porque su misión es salvaguardar su riqueza de los embates de políticos y reguladores. Por algo es el más rico.
    Igual el rompimiento es temporal. Andrés Manuel sabe que sin los empresarios difícilmente podrá sacar adelante al país. “Todos los empresarios de México saben que van a haber garantías para invertir en el país. Que no se va a cometer ningún acto de arbitrariedad y que van a tener condiciones favorables. Ya lo saben porque ya me conocen”, me dijo en su última visita a Washington (SinEmbargo 8 de septiembre 2017). Le pregunté si Slim lo apoya, como se dice. “No estamos peleados, nunca hemos estado peleados y no estaremos peleados”. Me dio la impresión que hay mala química.
    Mas allá de la polémica, el que Slim se haya subido al ruedo del NAIM es señal de que los amos de México ven que entre más se aproxima la fecha de la elección más irreversible es la tendencia ascendente a favor de AMLO en las encuestas. Para qué postergar lo inevitable. Más vale entrarle al toro ahora que después. Hay dos opciones: confrontación o negociación. Confío en que sea la segunda y Slim y López Obrador zanjen sus diferencias por el bien del país.
    Sinembargo.MX
    Twitter: @DoliaEstevez

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