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"Opinión"

"En México: ‘No es la economía, es la política’"

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17/11/2017

    Rafael Morgan Ríos

    cp_rafaelmorgan@hotmail.com

     

     

    En encuesta que levantó el Banco de México entre economistas del sector privado, respecto a los factores de riesgo que están afectando el crecimiento económico de México, aparece por primera vez la incertidumbre política en primer lugar con un 17 por ciento de las respuestas; en segundo lugar se mencionan los problemas de inseguridad con un 15 por ciento, los problemas referentes al petróleo con 12 por ciento, mientras que factores económicos como la paridad cambiaria y la situación de la economía interna pasaron a ser consideradas de menor riesgo.

     

     

    Es conveniente por lo tanto analizar la información y las noticias que han estado influyendo en la buena o mala marcha de la economía nacional, en cuanto a la politización de las decisiones en la economía:

     

     

    1. Ha causado incertidumbre en el ámbito económico y social el que diputados y senadores no se pongan de acuerdo en los nombramientos del Procurador General de la República, del Fiscal General, del Fiscal Anticorrupción y ahora también del Fiscal de Delitos Electorales y es que estos nombramientos están sujetos a los intereses de las bancadas y de los partidos políticos, pues todos ellos quieren alguien que los favorezca o los proteja y dejan en el aire temas importantísimos como la procuración de la justicia, la lucha contra la corrupción y el castigo a los delitos electorales.

     

     

    2. Se tiene también el nombramiento del Gobernador del Banco de México ante la renuncia de Agustín Carstens, nombramiento que se ha enredado con la posibilidad de que uno de los más probables candidatos, el actual Secretario de Hacienda José Antonio Meade, es mencionado como uno de los candidatos del PRI a la Presidencia de la República, además de la necesidad de buscar su sucesor en la SHCP, todo lo cual manda mensajes negativos en el manejo de las finanzas públicas.

     

     

    3. También se tiene la necesidad de designar al titular de la Auditoría Superior de la Federación, pues la gestión de Juan Manuel Portal termina este año, por lo que se teme un agrio debate entre las bancadas políticas en la Cámara, para designar a alguien que satisfaga a todos y que no revise a fondo las cuentas públicas.

     

     

    4. A este respecto, se observa también la politización y condena o absolución anticipada de funcionarios públicos federales y estatales con los informes de la ASF que, en la mayoría de los casos muestran resultados “provisionales” y ciertamente no exhaustivos, y que no siempre aportan pruebas definitivas ante los tribunales. Una buena cantidad de las observaciones producto de las Auditorías, son rebatidas y solventadas al presentarse los documentos o información faltante al momento del cierre de la auditoría.

     

     

    5. La discusión de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos, tiene más tintes políticos que económicos. Ya se discutieron y aprobaron las de 2018 modificando cuatro factores principales; la paridad cambiaria del peso frente al dólar; el precio del petróleo, las partidas que se asignan los diputados y senadores para su utilización y aplicación personal en “obras” en su distrito o en su Estado, y los montos que se dedicarán en apoyo a los damnificados de los terremotos. El estudio económico para decidir aumentar o disminuir estos factores prácticamente no existen y en repetidas ocasiones han quedado desfasados de la realidad, pero finalmente el Ejecutivo y Hacienda manejan las cifras con criterio político y más o menos con cierto criterio económico.

     

     

    6. Ya es el tiempo del debate sobre el salario mínimo, debate que debiera ser de naturaleza socioeconómica y no de aprovechamiento político de sindicatos y líderes políticos, pues lo que está de por medio es la lucha contra la miseria y la pobreza. El problema de un aumento al salario es muy delicado y hasta cierto punto es controversial, pues un aumento mucho mayor que la inflación la exacerbaría, pero un aumento menor finalmente nada resolvería y las limitaciones y penurias económicas de los trabajadores seguirían igual y hasta se incrementarían, pues la inflación de más de 6 por ciento que se sufre, está deteriorando constantemente los bajos sueldos y salarios. Pero esta decisión de naturaleza socioeconómica está en manos de la política y los políticos.

     

     

    Aquí en México el crecimiento económico depende en buena parte de decisiones políticas y no de las llamadas “leyes de la economía”, pues si en Estados Unidos Bill Clinton le reclamó a uno de sus consejeros que el problema no era la política sino la economía, en este país es la política la que está estorbando al desarrollo económico, que no acaba por despegar.

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