Editorial
Si la historia de la mujer ha estado rodeada de discriminación, acoso y desplazamiento de oportunidades, hoy se abre camino en una sociedad cada vez más sádica.
Si no hay paz y libertad para hombres y mujeres por igual no podemos llamarnos una sociedad civilizada. Las mujeres, sin embargo, siguen con desventajas frente a los hombres, y en este Día Internacional de la Mujer, lamentamos que sea en la victimología del asesinato donde se dé la igualdad de género. En este país asesinan y desaparecen por igual a hombres y mujeres.
En el caso de Sinaloa, durante 2017 168 mujeres fueron desaparecidas, de ese total, 64 aparecieron con vida y 87 siguen desaparecidas, 17 de ellas fueron asesinadas.
Al 10 por ciento le arrebataron con vida y el 52 por ciento desaparecieron en la nada trágica que duele como una daga en el estómago.
En el mismo año, se perpetraron en total mil 563 asesinatos, en contra partida, en 2017 sólo se registraron dos sentencias condenatorias en 2017. En ambos casos para homicidios, no para asesinatos de mujeres.
Y cada vez las mujeres jóvenes y solteras son víctimas por medio de arma de fuego.
Aun cuando queramos tener otra narrativa como estado y país, una descripción más positiva, optimista y constructiva de nosotros, el sadismo con el que herimos y matamos mujeres nos revela el grado de enfermedad psicótica, sádica e indiferente que sufrimos.
El feminicidio es lo que somos.
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