"Fuego y desidia, mezcla letal. Protección Civil, ¿qué hace?"

Dos tragedias recientes donde los incendios en domicilios cobraron la vida de familias enteras, con cuatro niños entre los muertos, demuestran que en Sinaloa es letra muerta la promoción de una cultura de protección civil entre la población,  ya sea individual o colectiva. La deshumanización del gobierno vuelve de hielo a los servidores públicos y de humo a las víctimas. 

El martes 31 de octubre en el fraccionamiento Prados del Sur, en Culiacán, se registró el terrible incendio de un hogar que mató a dos pequeños de dos y un año de edad, así como a la madre de estos, mientras el padre gravemente herido sobrevivió durante dos días y el jueves 2 de noviembre se reunió con su esposa e hijos fallecidos. 

Más recientemente, el miércoles de la semana en curso, ocurrió otro siniestro similar en la colonia Benito Juárez, de Mazatlán, cobrando la vida de dos niños, de 31 días y 5 años de edad, y también la de la abuela de ellos. La madre de los infantes fue hospitalizada en estado de salud crítico por las quemaduras sufridas. 

Sensibles a dramas que estremecen al saber que nadie es ajeno a estos, los sinaloenses hemos bajado la guardia en exigir orientación, supervisión y auxilio inmediato de parte del Instituto Estatal de Protección Civil dependiente del Gobierno del Estado y de las correspondientes direcciones municipales. 

En silencio y quietos sufrimos las desventuras y no alcanzamos a balbucear las preguntas más necesarias. Como si las llamas calcinaran todas las voluntades, el Gobierno presencia las fatalidades sin anticiparse ni actuar y la población pone solo la solidaridad remota, sin construir ambos las salidas de emergencia. 

¿Qué hace Protección Civil para evitar percances de este tipo? ¿Dónde están los programas para prevenir incendios y proteger a las familias? ¿Qué ha hecho esta dependencia para acercar la ayuda lo más pronto posible a las casas con siniestros en proceso? ¿Es una dependencia pública de ornato? ¿Es el IEPC otra institución abandonada o ninguneada? 

El asunto desemboca en lo mismo: la Ley de Protección Civil para el Estado de Sinaloa es un ordenamiento que no va más allá del papel. A pesar de los recursos presupuestados para esta área, desvanece la mentalidad por la prevención. ¿Cuándo ha existido campaña alguna para promover la instalación de detectores de humo en las casas? 

Tampoco existe el mapa de riesgos que ubique a sectores urbanos y rurales más expuestos a incendios ni la respuesta de ayuda inmediata a las víctimas de un siniestro o desastre por parte de grupos especializados, como lo disponen las fracciones tercera y cuarta del artículo 4 de la Ley de Protección Civil. 

Y qué decir del artículo octavo que en su apartado IV establece que la prevención es el medio más eficaz para alcanzar los objetivos de la protección civil, y en el V dicta que toda persona tiene derecho a la salvaguarda y protección de sus vidas, sus bienes y su entorno. 

¿En qué momento y con cuál fuego se quemaron estos preceptos? ¿En cuál hoguera ardió la obligación de los gobernantes de implementar un eficaz sistema de protección civil?

Re-verso 

El fuego en los hogares,

No importa a estos señores,

¿Qué saben ellos de ardores,

En sus pétreos pedestales?

Canto de sirenas 

Deberían de tener Culiacán, Mazatlán y Los Mochis estaciones de bomberos sectorizadas para que estén en posibilidades de llegar a un incendio en un lapso  de 5 a 10 minutos, según la norma internacional. Actualmente el promedio de arribo es de 15 a 20 minutos y media hora cuando el tránsito vehicular está al tope.

alexsicairos@hotmail.com