"Gobernador Chingón"

Mario Zamora, precandidato al Senado por el PRI, ha hecho circular una palabra de posicionamiento mercadológico que se busca instalar en la dimensión emocional destinada a elevar la autoestima de los sinaloenses, y qué mejor una palabra muy mexicana, muy nuestra, polisémica: chingón

 

 Mario Zamora sabe que la competencia por los votos está cuesta arriba: La alta competitividad de las cuatro fórmulas de mayoría al Senado de la República, el descrédito de su partido, incluso de los otros partidos que integran la coalición Todos por México, más la escasa identificación entre los potenciales votantes en el centro y sur del estado, y el previsible “fuego amigo”, lo han llevado quizá al menos en la etapa de precampaña a quemar incienso en la hornilla del Gobernador sinaloense.

Zamora, y antes José Antonio Meade,  ha hecho circular una palabra de posicionamiento mercadológico, de aquellas que se busca instalar en la dimensión emocional destinada a elevar la autoestima de los interlocutores sinaloenses, y qué mejor una palabra muy mexicana, muy nuestra, polisémica: chingón, así es el lugar donde naciste, tus coterráneos, la obra de tu Gobernador quien es “un chingón”. En este juego de mensajes emocionales se trata de sembrar la idea de que el presente es excelente y el futuro es promisorio, chingón, como ningún otro.

Mario Zamora y Rosa Elena Millán, al colgarse de los aciertos de gobierno, buscan el reconocimiento interpósito que es una apuesta partidista, solidaria, pero arriesgada a secas. Pues, así, como tiene reconocimientos por la obra pública en todos los municipios, es evidente que en el estado también es ostensible el rezago que se tiene en otras áreas, especialmente en materia de seguridad y combate a la corrupción.

Ahí están, como memoria impertérrita, los más de mil 500 homicidios dolosos de 2017 y el juicio sin fin en contra de los corruptos del sexenio pasado. El Gobernador para ayudar a sus candidatos necesita revertir estos negativos. Cerrar el ciclo de percepción positiva, no basta estar dando banderazos de inauguración de obras para cautivar a unos potenciales electores dubitativos ante una oferta competitiva.

Aquello podría ayudar realmente a los candidatos de su partido en las elecciones concurrentes y de esa forma ayudar a su propio gobierno, pero hasta ahora la percepción es que en materia de seguridad estamos ante una “papa caliente” y la lucha contra la corrupción tiene que ver con pactos de impunidad.

Sin embargo, necesita conservar la mayoría legislativa y tener representantes en el Congreso de la Unión, de lo contrario, estará sujeto a otras mayorías o al chantaje político, que es veneno puro para cualquier gobierno.

Pero hay algo más, si bien ayuda un Gobernador que hace obra pública y no se le acusa de beneficiar a su círculo, la cuestión radica en cómo cada candidato puede agregar un plus, ser continuidad, pero también diferencia respecto a la plataforma. Esto no lo hemos visto, se podrá decir no es tiempo, esperemos. Ok.

A finales de marzo se va a dar el estafetazo de arranque de las campañas constitucionales y Clouthier, Cuén y Rocha, van a echar andar cada uno de ellos su estrategia de conquista del voto. Y no hay que dar muchas vueltas, para saber a quién le van a lanzar los dardos, de donde se van a agarrar para convencer especialmente a los indecisos, a los jóvenes que votarán por primera vez, y toda esa gama de irritados existentes por la ausencia de políticas públicas solidarias, gente como la que hoy protesta por las carencias del Hospital Pediátrico o los Centros de Salud que no tienen, como dijo el Gobernador, “ni los básicos” para funcionar.

Entonces, la conquista del voto no será nada sencilla, no sólo para los candidatos del PRI, el llamado Frente, si bien sumando resultados de 2016, pareciera que estarían destinados a ganar la fórmula de mayoría tiene sus pasivos.

Por ejemplo, los hay estructurales porque el PRD y MC están desfondados, son meros membretes electorales que no garantizan ni los votos suyos; el voto duro panista viene dividido, pues tiene dos opciones entre sufragar por el candidato del Frente o por Manuel Clouthier, y el PAS con el llamado voto universitario, el control podría dar una sorpresa favoreciendo una franja a los candidatos de Morena o Clouthier. El votante de la UAS, es parte de los objetivos que tendrán todos los adversarios de Cuén Ojeda y los candidatos del PAS.

Y aunque el rector militante diga que sólo permitirá la actuación del cuenismo en el campus universitario, perdón, de ningún candidato, lo cierto es que será un escenario de competencia por los votos vía la incursión abierta en sus espacios o subrepticia mediante estrategias específicas a través de las redes sociales. O ambas.

Y justo la coalición Todos por México tiene como principal desafío demostrar que sus candidatos le aportan a AMLO y no al revés, como sucedió en 2006 y 2012. No están los tiempos para reposar en la hamaca.

Finalmente, Clouthier si bien logró el varapalo de rebasar con creces el mínimo de firmas de apoyo y alcanzar ser candidato independiente, la ausencia de una estructura seccional y municipal es el mayor desafío que tiene para salir airoso en esta contienda poco favorable para los candidatos sin partido.

A Zamora lo he escuchado en entrevistas y se desenvuelve bien, es un político informado, técnicamente capaz, como parece haber demostrado en su paso por la Financiera Agropecuaria, tiene además una maestría en la prestigiada London School of Economics, sin embargo, está por verse en las lides electorales, trae consigo una derrota en la búsqueda de la alcaldía de Ahome, cuando sucumbió ante Zenén Xochihua, panista que fue candidato de la coalición El Cambio es ahora por Sinaloa.

En suma, el calificativo de “chingón” suena estimulante, quién no quiere ser chingón en lo que hace y aspira, tener ese reconocimiento, más en una sociedad agraviada, chingada, quizá es donde radica su fortaleza, pero también su gran debilidad, es de esperar que la fórmula priista sea algo más y sobre todo se articule bien con las decisiones de gobierno, porque si no se podría llevar la chingada a todos.