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"Editorial"

"Invertir en ocurrencias"

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27/06/2017

    Editorial

    Que hay la intención de mejorar las calles de las ciudades, ¡qué bueno! Que se tiene el propósito de mejorar la infraestructura urbana de Sinaloa, ¡muy bien! Que seguirán invirtiendo en más desarrollo para Sinaloa, ¡que sigan así! Pero...
     
    Si bien es cierto que nunca será suficiente lo que se haga para satisfacer las necesidades de la población, también es cierto que lo que se haga, tiene que hacerse de manera responsable, ordenada y planeada.
     
    Porque no es posible que en algunas ciudades de Sinaloa, por ejemplo, las calles que el año pasado se mantuvieron cerradas por trabajos que concluyeron en una nueva pavimentación, hoy se estén cerrando de nuevo para romper el pavimento y hacer lo mismo.
     
    Porque no es posible que las autoridades decidan, también, romper una calle para cambiar la red de drenaje y al siguiente año, la vuelvan a romper porque no cambiaron la red de agua potable.
    Y no es posible que en un destino turístico, como Mazatlán, esté cambiando de manera constante la imagen del paseo costero, solo porque así lo dispone del Alcalde en turno.
     
    Empresarios de Mazatlán y hasta una legisladora, coinciden en la necesidad de caminar hacia la creación de leyes que controlen cómo se está gastando el dinero público en obras que se vuelven repetitivas, en objetivos, en intenciones y hasta en daños.
     
    Se necesita que Sinaloa dé importancia a los planes de desarrollo urbano que muchos millones de pesos han costado con la esperanza de brindar a los sinaloenses ciudades más habitables, pero que terminan arrinconados en algún cajón de alguna oficina de alguna dependencia de Gobierno.
     
    Mientras Sinaloa y sus políticos no entiendan de planeación y asuman que el patrimonio público les pertenece, el Estado y sus ciudades seguirán improvisando en el desarrollo urbano y en la supuesta satisfacción de sus habitantes.
     
    Y mientras los sinaloenses no hagan el suficiente reclamo para exigir que las obras que se realicen sean las que necesiten y les dé la seguridad adecuada, seguirán viviendo con políticos improvisados, por lo menos en las obras públicas.

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