"Juventud sin raíces"

Sin raíz, un árbol no puede crecer ni dar frutos. Por otra parte, si cuenta con raíz pero está enferma, tampoco puede madurar ni perdurar. La raíz no sirve solamente para mantener al árbol firme y aferrado a la tierra, sino para transmitirle vida, desarrollo y alimento. Sin el fundamento de la raíz, todo se torna yermo, seco y estéril.

Lo que se dice del árbol se puede trasplantar también a la vida de cada uno de nosotros, como recordó el Papa Francisco al reunirse hace una semana con elementos apostólicos de la Diócesis de Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán, a quienes previno sobre el riesgo de perder las raíces al insertarse completamente en el mundo virtual.

“Deben reencontrar las raíces a través del diálogo con las personas mayores, con los ancianos, porque los padres pertenecen a una generación para la cual las raíces no están muy firmes”, señaló Bergoglio.

De manera especial, manifestó su preocupación por la alienación cultural en que viven los jóvenes.

“Las propuestas que hace la sociedad a los jóvenes son alienantes. Alienantes de valores, alienantes por la inserción en la realidad y porque proponen una fantasía de vida. Me preocupa el hecho de que ellos se comuniquen y vivan en el mundo virtual. Viven así, se comunican así, no tienen los pies en la tierra... Debemos “aterrizar” a los jóvenes en el mundo real”.

Recordó que hace poco se encontró con unos jóvenes y todos se preocuparon por tomarse la selfie, pero ninguno le dio la mano.

“Son jóvenes “virtualizados”. El mundo de las comunicaciones virtuales es una cosa buena, pero cuando se vuelve alienante te hace olvidar el dar la mano”.

¿Conservo sanas mis raíces? ¿Disfruto el mundo virtual sin descuidar ni olvidar el real?