"La ciudad sin paz"

“Donald Trump lo ha vuelto a hacer”, la frase parece patentada por una empresa de mercadotecnia, se repite tanto que ya parece un estribillo de una campaña comercial, pero lo malo es que solo se usa para describir cada una de las “osadías” del Presidente de Estados Unidos.

El anuncio que realizó el republicano, para otorgar el reconocimiento de la ciudad de Jerusalén como la capital de Israel, provocó la reacción unánime del mundo en su contra, sin embargo parece que el multimillonario vive exactamente de eso: de provocar al mundo, a sus detractores y hasta a sus aliados.

El que Estados Unidos haya otorgado este tipo de reconocimiento tendrá inimaginables consecuencias, provocará numerosas muertes y podría desestabilizar, la ya de por sí inestable zona de Medio Oriente.

Jerusalén es, ha sido y será una de las ciudades más importantes del mundo, por su historia, su ubicación geográfica y su importancia religiosa.

Israel la reclama como la capital de los judíos, porque, efectivamente, en el pasado fue la capital del estado de Judea, pero de la misma manera la pueden reclamar los musulmanes, quienes la habitaron durante cientos de años, o los cristianos, para los que fluye su historia de las disputadas rocas de una ciudad incapaz de vivir en paz.

Israel la controla desde que se la arrebató a una coalición de países árabes, en 1967, después de la famosa Guerra de los seis días. Un conflicto que convirtió a la ciudad sagrada para las tres grandes religiones en un botín de guerra.

Desde entonces la ciudad vive prácticamente militarizada, en ella se encuentran templos y lugares sagrados para las tres religiones, y sobre todo los palestinos la reclaman como su capital para un futuro estado.

A Trump le gusta sembrar tormentas, esperemos que no termine cosechando tempestades, porque todos terminaremos sufriéndolas.