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"La Nueva Nao"

"La comezón"

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LA NUEVA NAO
30/04/2017

    Ya sabemos que los chinos tienen una historia para todo; hoy le comparto este cuento corto que ejemplifica una de esas contradicciones de la naturaleza humana.
    Había dos familias que eran vecinas: una familia pobre y una familia rica. Una vez, durante una grave sequía, la familia pobre estaba en graves aprietos y no podían conseguir suficiente sustento, de modo que la familia rica les envió un tazón lleno de arroz. Indeciblemente agradecida, la familia pobre empezó a contar esta historia por todo el pueblo, diciendo, “Esa familia es noble y generosa; de no haber sido por ellos, sin duda hubiésemos muerto de hambre”.
    Después de un tiempo la historia llegó a oídos de la familia rica, quienes se sintieron felices por el buen nombre que les reportaba el haber realizado esa acción. De modo que invitaron a la familia pobre a visitar su granero y esta vez les obsequiaron un costal entero de arroz. Al regresar a su casa, la familia pobre, amargada, empezó a contar esta historia por todo el pueblo: “Esa familia es orgullosa y miserable; teniendo tanto arroz, ¡nos dieron tan sólo un costal!”
    Dicen que un dolor muy grande se puede sobrellevar, aunque sea con muchas penas; pero una comezón se puede volver insoportable. Hay comezones que angustian el corazón del hombre que y son mucho más tenaces que las que atormentan tan sólo la piel. En su libro de aforismos Cultivando las Raíces de la Sabiduría, el erudito del Siglo 16, Hong Yinming, lo expone de esta forma: “Si a un insaciable le das oro, resentirá que no le hayas dado jade, si lo elevas al rango de marqués resentirá que no lo hayas hecho duque. Aún teniendo poder y riqueza, esta persona seguirá siendo un mendigo. Un hombre contento con su suerte puede comer sopa y sentir que es carne y grano fino, puede vestirse con ropas comunes y sentirse caliente como si fueran de zorro o armiño”.
    Parece ser que en estos tiempos muchos países estamos desarrollando una especie de comezón social generalizada: una afrenta constante que percibimos de parte de aquellos que se encuentran en la función pública; esta comezón ya se hace muy larga y cada vez más insoportable. Y por otro lado, pareciera que quienes llegan a puestos de autoridad, empiezan a sufrir un cambio que poco a poco les hace llegar a ser  como esos insaciables que menciona Hong Yinming. ¿Es que olvidan la comezón social para convertirse en polvos pica-pica, o en chinches y garrapatas? Y entonces, ¿porqué seguimos teniendo índices de abstencionismo de 35 por ciento?
    El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China
     

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