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"Opinión"

"La culpa no es del chancho"

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16/04/2018

    Roberto Blancarte

    Me pregunto qué pensaran los políticos cuando se entrevistan con los obispos católicos u otros dirigentes religiosos. ¿Creerán que están dialogando con los representantes políticos de los creyentes, asegurando un cierto número de votos? ¿O se darán cuenta de que están hablando con líderes religiosos que sin embargo no son seguidos por ellos en sus posturas políticas ni mucho menos sociales? ¿Sabrán los miles de candidatos que la gran mayoría de católicos no está de acuerdo con la posición de los obispos en materias tan sensibles como el aborto, el matrimonio igualitario o la eutanasia? ¿Se percatarán de que quedar bien con ellos no significa que van a ganar ni siquiera un voto de los creyentes, a quienes por otra parte hay que convencer en tanto que ciudadanos? ¿O creerán que postrándose a sus pies y prometiéndoles leyes y políticas públicas acordes a las posturas del Episcopado estarán congraciándose con ellos y ganando influencia entre los votantes? Desafortunadamente, muchos políticos, como López Obrador, así lo creen y proponen hasta traer al Papa a México, para alcanzar la paz y la reconciliación. Como si fuera a venir y como si con unas homilías y discursos se pudiera acabar la violencia en México. El verdadero problema no es que nuestros políticos se han vuelto más papistas que el Papa, sino que sigilosa e inadvertidamente le están abriendo al clero las puertas de la gestión pública.
    Dicen los argentinos que “la culpa no es del chancho (el puerquito) sino del que le da de comer”. Y así, nuestros políticos, yendo en caravana a visitar a los obispos católicos, les otorgan una representatividad política que no tienen. Así los inflan y les otorgan un poder político que de otra manera no tendrían. Y así nuestro Secretario de Gobernación, en lugar de citar a declarar a su despacho al Obispo de Chilapa-Chilpancingo, tímidamente anunció que se reuniría con él en medio de la Asamblea Plenaria de la CEM, para conocer los detalles de su encuentro con el capo del narco en esa región. De una manera similar, muchos candidatos y políticos en funciones les otorgan una representatividad política a los liderazgos religiosos. Y ni las propias palabras de los obispos los convencen de lo contrario. Como bien sostuvo el Cardenal Robles, presidente de la CEM, basado en la Octogesima Adveniens, “Una misma fe cristiana puede conducir a compromisos diferentes”. Háganle caso, por favor.
     

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