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"Opinión"

"¿La Ley de Quirino?"

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16/02/2018

    Joel Díaz Fonseca

    jdiaz@noroeste.com

     

     

    Una fotografía descubre lo que es obvio. En la página de Noroeste.com se publicó el jueves 8 una fotografía con la información de que palmeras instaladas hace apenas dos o tres años serán removidas para sembrar otras más al gusto del Gobernador. Las primeras serán reubicadas en otras zonas.

     

    Del lado izquierdo de la fotografía se ve una alegoría carnavalera, una cebra, con un letrero que dice: La ley del Monte. Se trata obviamente del título de una de las composiciones del desaparecido José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”, pero el título bien podría ser sustituido por uno que diga: “La Ley de Quirino”, o “La Ley del Gobernador”, pues es quien ha estado decidiendo lo que se hace en Mazatlán.

     

    Si Fernando Pucheta aguantaba como costal de boxeo las andanadas del Gobernador y ni las manos metía, menos Joel Boucieguez, el Alcalde interino.

     

    Me gustaría saber de dónde les salió la idea y el gusto a las autoridades estatal y municipal de Mazatlán de llenar de palmeras a la ciudad, donde el sol quema con ganas, y que en el largo verano se vuelve un horno. La lógica nos dice que sembrando árboles frondosos de las múltiples variedades que existen en el municipio y el sur del estado, puede no solo amortiguarse el rigor de la canícula veraniega, también pueden estos propiciar lluvias más copiosas.

     

    No soy experto en botánica, pero me parece que los cocoteros, con su largo y esbelto tronco y sus escuálidas frondas, no proporcionan sombra ni favorecen una mayor humedad. Llenar de palmeras la ciudad me parece un error. Sin duda las palmeras son estéticas, pero los excesos siempre son malos.

     

    ¿Van a tumbar también todos los árboles del camellón de la Avenida Sábalo-Cerritos para sustituirlos por palmeras? Conozco a varios hoteleros de esa zona y sé que no lo permitirían.

     

    El 28 de enero del año pasado el Gobernador Ordaz Coppel dio el banderazo para el arranque de los trabajos de embellecimiento de Mazatlán.

     

    A Mazatlán”, dijo en ese acto, “lo tenemos que embellecer mucho para que venga más turismo, que haya más derrama económica, más empleo, y que esos beneficios lleguen también a las colonias populares y a las sindicaturas”.

     

    Indiscutible. Eso es lo que queremos los mazatlecos, pero también queremos que se haga un uso racional de los recursos, incluso de lo que son supuestas “donaciones”.

     

    En ese acto Ordaz Coppel indicó que la plantación de palmeras fue propuesta por el empresario Amado Guzmán Reynaud, y agradeció, según se lee en la página de internet del Gobierno del Estado, “la participación que tienen los empresarios hoteleros, pues gracias a sus gestiones se logró que la mayorí­a de las 3 mil 300 palmeras que se colocarán fueran donadas…”.

     

    Donación. Esta palabra aparece invariablemente cuando se habla de las palmeras.

     

    Hace casi cuatro años, cuando Carlos Felton arrancó con la plantación de palmeras, manifestó que no le habían costado ni un solo centavo a la Comuna, que había sido una donación de los ejidatarios de Isla de la Piedra.

     

    Después resultó que sí le costaron. Según su sucesor, Fernando Pucheta Sánchez, le costaron 45 millones de pesos.

     

    El 3 de abril del año pasado el semanario Ríodoce asentó, en referencia al acto de arranque del programa de plantación de palmeras en la zona turística, que “en una ficha técnica que ninguno de los funcionarios leyó, se detalla que las palmas son donadas por la empresa Redpetroil”.

     

    Y si bien el Gobernador manifestó en ese acto que “la mayorí­a de las 3 mil 300 palmeras que se colocarán fueran donadas…”, el Alcalde Pucheta Sánchez lo desmintió.

     

    El 11 de marzo declaró que las palmeras sí tuvieron un costo, aunque no especificó cuánto.

     

    Tendría qué preguntarle a Amado Guzmán, que es quien las trae”, dijo.

     

    Especificó, eso sí, que las más de 3 mil palmeras costarían mucho menos que las 300 que sembró Felton González, en las que invirtió 45 millones de pesos.

     

    Aquí vamos a plantar más de 3 mil 300 y nunca va a llegar a esa cantidad”, sostuvo.

     

    ¿Cuál es entonces la verdad? ¿Se compraron o no se compraron las palmeras? ¿Estamos ante un juego de palabras? ¿Ante un “negocio de amigos”? ¿Estará este asunto dentro del cúmulo de información puesta bajo mil candados por Fernando Pucheta antes de irse?

     

     

    De lo que no hay ninguna duda es de que en el tercer piso del Palacio de Gobierno, en Culiacán, se decide lo que se va a hacer o tumbar en Mazatlán. La fotografía del portal de Noroeste del jueves 8 no podía ser más sugerente. ¿La Ley del monte? ¿La Ley de Quirino? ¡Atínele al precio!

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