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"Desde la Calle"

"La policía y la sociedad 'patito' en Sinaloa"

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DESDE LA CALLE

    En los últimos años, la policía en Sinaloa ha sido señalada por los medios nacionales como una de las instituciones menos confiables, por las calificaciones negativas en las evaluaciones, y también por ciertos videos que se difundieron a través de redes sociales donde ciudadanos documentan malas prácticas de los agentes. Así, nuestras fuerzas del orden han adquirido mala fama no sólo en el estado sino también en el resto del país.

    En un artículo de Excélsior del fin de semana pasado, se menciona a Sinaloa, junto con Guerrero y Michoacán como "los estados violentos con policía patito". En contraste, un día antes de la publicación de la nota, en Sinaloa se anunciaba que habían encontrado el cuerpo sin vida de Ignacio Juárez Rojas, Director de la Policía Municipal de Elota. Las líneas de investigación de la Fiscalía relacionan el crimen con su trabajo al frente de la institución.

    ¿Es '"patito" nuestra policía o es que aún no comprendemos la complejidad del problema y de nuestras debilidades?


    Desconfianza en la policía

     

    Como lo mencioné en este espacio la semana pasada, diferentes diagnósticos, oficiales y los que realizan grupos de la sociedad civil, identifican entre las principales debilidades de las fuerzas de seguridad en Sinaloa: el número insuficiente de agentes, los jóvenes no quieren ser policías, los pobres resultados en las certificaciones, entre los pocos policías que tenemos, casi la mitad no pasaron los exámenes de confianza, y la necesidad de mejores prestaciones y condiciones de trabajo. Como causa y consecuencia de estas debilidades, las policías en el estado sufren una crisis de legitimidad.

    Con el objetivo de documentar otras debilidades, en el 2015 entrevistamos a empresarios y empleados de comercios en diferentes espacios de Culiacán sobre las condiciones de seguridad en sus lugares de trabajo. En sus respuestas, los entrevistados manifestaron poca confianza en la efectividad de la policía para prevenir el delito.

    En los sectores de estratos medios y altos, donde se cometen en mayor medida robos de autos y asaltos a comercio, los empresarios dijeron darles "propinas" a los policías para garantizar que vigilen la zona, y también plantearon sospechas sobre la presunta participación de estos en la comisión de actos ilícitos. Más que evidencias, algunos de los entrevistados plantearon juicios de valor como "todos saben que la policía está involucrada", o "no se puede confiar en ellos".

    En colonias de estratos bajos, por el contrario, los entrevistados expresaron cierta comprensión y cercanía con los agentes; por lo general, conocen a los policías que vigilan sus sectores, comparten información, y les ayudan a resolver algunos problemas vecinales.

    De acuerdo con los propietarios y empleados de los establecimientos, los policías, como ellos mismos, pueden hacer poco ante la escalada de violencia. En todo caso, expresaron sentir mayor seguridad con la participación de grupos del crimen organizado que establecen control ante ciertos delitos como los robos y los asaltos.

     

    Del lado de los policías

     

    Por otra parte, en el mismo estudio, también entrevistamos a policías; hablamos con hombres y mujeres que ocupan diferentes posiciones en la estructura. En las narraciones de los agentes encontramos historias de frustración, y en otros de adaptación, obligada o no, al orden establecido. Los policías, al igual que los ciudadanos, no son ajenos a los códigos de la violencia y no están blindados contra ellos. Son, como  nosotros, partícipes muchas veces involuntarios de una "solidaridad forzada" y de silencios que les permiten sobrevivir en nuestros espacios inseguros.

    El papel de las policías locales en contextos como el sinaloense es más bien difuso ante la complejidad de la problemática y requiere un nuevo planteamiento. Pensar que pocos policías, con pobres prestaciones, en un ambiente de complicidades, serán exitosos enfrentando la violencia es un pensamiento "patito".

    Requerimos replantear el problema de la inseguridad, sus causas y sus actores, además de transformar las instituciones encargadas de la vigilancia y procuración de justicia "desde arriba".

     

    Esta transformación iniciará, primero, con una fuerte voluntad política, y segundo, con la participación coordinada entre sociedad y gobierno. Fortalecer la policía local es un tema urgente para Sinaloa, pues la constante intervención de las fuerzas federales y militares nos ha lastimado mucho y no ha tenido buenos resultados. Si no hemos emprendido esta tarea tan importante, es quizás porque nosotros también somos "patito".

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