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"Opinión"

"La recesión de 2008 y sus efectos en 2018"

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13/10/2017

    Rafael Morgan Ríos

    Hace nueve años, en 2008, se sufrió una terrible recesión económica internacional que se inició en Estados Unidos cuya economía parecía estar en auge, pues se concedían créditos hipotecarios para compra de casas habitación, automóviles y otros bienes, a personas que no tenían empleo o no tenían ingresos y además sin garantía; esto se hacía porque la Reserva Federal mantenía las tasas de interés interbancario a niveles cercanos a cero, es decir, se podían otorgar créditos personales muy baratos. Cuando finalmente los deudores no pudieron o no quisieron pagar a los bancos o a las constructoras, empezaron a declararse en “suspensión de pagos” primero, y después, francamente en quiebra.
     
    El sistema empresarial norteamericano se resquebrajó; grandes bancos pidieron auxilio al Gobierno, los fabricantes de automóviles y maquinaria, a punto de quiebra, pidieran créditos al Gobierno. El Gobierno de Estados Unidos a través de la Reserva Federal, se puso a fabricar dinero en cantidades industriales en 2008 y 2009 para rescatar bancos, empresas y personas, inyectando dinero a la economía comprando bonos hipotecarios y bonos del tesoro por más de un billón de dólares; como no se recuperaba la economía, siguió con su programa que denominó “Estímulos Cuantitativos” (Q.E. en inglés), introduciendo en 2010 y 2011 600 mil millones de dólares adicionales y además, a partir de 2012, anunció apoyos por otros 80 mil millones de dólares mensuales, comprando 40 mil millones en hipotecas y 40 mil millones en bonos del tesoro, y todavía en 2013 seguía inyectando dólares a la economía, pero a un ritmo menor, concluyendo este programa QE en octubre de 2014 (información obtenida del artículo “El fin de una era” de Joaquín López-Dóriga Ostolaza, en el Economista).
     
    Lo anterior llevó a la FED a tener en su balance una cartera en bonos hipotecarios y bonos del tesoro por casi 4.5 billones de dólares, casi cinco veces lo que tenía antes de este programa de rescate. Todo el sistema empresarial recibió estos estímulos y la economía de EU no quebró, pero contagió y perjudicó las economías de muchos países en Europa y Latinoamérica, entre ellas México, cuya economía se desplomó a -5.5 por ciento en 2009.
     
    ¿Por qué este masivo y artificial estímulo a la economía en Estados Unidos no provocó una espiral inflacionaria? Según la teoría económica clásica, al haber más dinero hay más demanda, la cual sube los precios de las cosas, sin embargo, no hay que olvidar que los dólares son una moneda internacional, es decir, no se queda necesariamente en el país, sino que se desparrama en todo el mundo y fue eso precisamente lo que afectó a otras economías, algunas que todavía no se reponen como Grecia, España y Brasil.
     
    La respuesta de la FED y del Gobierno estadounidense ante esa crisis fue la típica de un sistema capitalista, es decir, rescató a las empresas dándoles dinero para que pagaran y operaran. En México en cambio, en 2009 el sistema empresarial no estaba en crisis, pero al caerse la economía norteamericana se cayó también la mexicana, pero la respuesta del entonces Presidente Felipe Calderón fue diferente: utilizó todos los recursos públicos disponibles en inversiones en obras públicas para dar trabajo a los mexicanos desempleados por la brusca caída de la economía, y además, reforzó los programas sociales subsidiarios, es decir, no se entregó ni prestó dinero a las empresas.
     
    El problema es que ahora viene el reflujo de esa tormenta anterior. La FED tiene que deshacerse de esa enorme cartera en bonos hipotecarios y bonos del tesoro y ya la presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen, anunció que el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, en inglés) iniciará un proceso de reducción en su balance de estos valores, es decir va a vender los bonos y por lo tanto va a retirar parte de los dólares que inyectó a la economía, si bien lo hará gradualmente, comenzando con 6 mil millones de dólares mensuales incrementando cada trimestre hasta llegar a 30 mil millones al mes; en cuanto a los respaldados con hipotecas, comenzarán con 4 mil millones al mes hasta llegar a 20 mil millones mensuales.
     
    Son de esperarse repercusiones económicas con estos retiros de dinero que pueden llegar a un billón y medio de dólares en uno o dos años, lo cual puede afectar al mercado accionario en las bolsas de valores y se tenga que pagar en 2018 los excesos de 2008 y 2009 que llevaron a una crisis económica internacional.
     
     

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