@rodolfodiazf
La mayoría de las personas optan por una evolución gradual para desarrollarse pacíficamente. No anhelan una revolución porque ésta surge en un momento de crisis, además de que se opera un momento de involución porque las cosas siguen igual o peor, en el más obtuso y craso gatopardismo.
Sin embargo, el fracaso de estas revoluciones estriba en que su objetivo consiste en cambiar el mundo exterior, mientras que lo más importante es generar una revolución interior. Se podrían transformar todas las estructuras vigentes, pero si no se cambian las inclinaciones del corazón se implantarán nuevamente otras injustas estructuras.
“Una nueva sociedad es posible sólo si, en el proceso de desarrollarla, también se forma un nuevo ser humano… La lucha de clases quizá podría volverse menos violenta, pero no podrá desaparecer mientras la codicia domine el corazón humano… Vivir correctamente ya no es sólo una demanda ética o religiosa. Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical en el corazón humano”, afirmó Erich Fromm.
Por su parte, Tiziano Terzani, asentó: “La enfermedad que hoy sufre la mayor parte de la humanidad es esquiva, no definible. Todos se sienten más o menos tristes, explotados, deprimidos, pero no tienen un objetivo contra el cual verter su propia ira o dirigir su esperanza. Anteriormente, el poder del cual uno se sentía oprimido tenía sede, símbolos y la rebelión estaba dirigida contra aquellos.
“¿Pero, hoy? ¿Dónde está el centro del poder que empobrece nuestras vidas? Quizás debemos aceptar de una vez por todas que ese centro está dentro de nosotros y que solo una gran revolución interna puede cambiar las cosas, ya que todas las revoluciones realizadas no han cambiado mucho”.
¿Efectúo una revolución interior? ¿Cambio para que todo cambie?
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