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"A propósito de..."

"La riqueza de la sierra sinaloense y…los desplazados (Parte 2)."

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    Como hemos dicho, la sierra sinaloense es rica en recursos naturales, siendo uno de los más importantes el de los yacimientos de minerales; tanto lo es, que su explotación es una de las actividades que sobresalen en los indicadores económicos del estado. Sin embargo, si sólo se echa una mirada superficial a la importancia monetaria del valor de la extracción de metales, se cae en el error grave (grave por las consecuencias) de sobrevalorarla: porque los beneficiarios son unos pocos -los concesionarios-, pero los perjudicados -sin beneficio- son las sociedades y los sistemas ecológicos locales.  
     
    Numerosos trabajos de investigación a nivel nacional e internacional, hablan detalladamente de ello, pero en resumen apretado, se puede decir que es porque la explotación de los recursos suponen su agotamiento, habida cuenta que no son renovables. También porque para la excavación se utilizan técnicas más y más agresivas cada vez, las que consisten en fuertes detonaciones para romper capas pétreas, lo que conlleva la afectación de los mantos freáticos y el curso de corrientes de agua subterráneas. Además porque para “lavar” los metales se utilizan elementos químicos que contaminan las aguas (superficiales y ocultas) con la consecuente afectación de los suelos y el impacto negativo sobre la flora y fauna de las cuencas hidrológicas, no sólo las de las zonas altas, sino las de aguas abajo hasta llegar al mar. 
     
    Vistas así las cosas, más temprano que tarde todos los sinaloenses habremos de pagar -como ya lo pagan habitantes de localidades serranas- con nuestra calidad de vida y nuestra salud por el número creciente de concesiones que se otorgan a esa actividad en el estado. Y es que, en Sinaloa la minería repuntó de manera acelerada a partir de los inicios del Siglo 21, al grado que para 2015 ocupaba ya el lugar 18 en el ranking de la importancia de las actividades económicas, después de años de pérdida de importancia absoluta y relativa. Sin embargo, pese a la magnitud de la producción y su valor (mencionados en la colaboración anterior), la importancia para la economía regional y el mercado interno es prácticamente nulo pues, para empezar, los impuestos que pagan van a parar directa y exclusivamente a la Federación, y nunca son regresados a las entidades federativas. Y ello pese a que las regulaciones legales de la actividad establecen que las localidades, los municipios y los estados -en ese orden- son las que deben ser las primeras beneficiarias.
     
    En cuanto a derrama económica en las zonas por realizarse la extracción, ésta también es prácticamente nula, pues dados los niveles de mecanización, el empleo de mano de obra es escaso. Según información obtenida del Censo Económico 2014, esa actividad utilizaba apenas un 0.42 por ciento del total estatal, y ésta consiste básicamente en personal administrativo (en buena medida extranjero) y en operadores de las maquinarias. La extracción basada en el pico y la pala, hace años desapareció.
     
    Sin embargo, y a pesar de todo, se insiste en incentivar de manera incondicional a esa industria extractiva. Según la información proporcionada por la Secretaría de Economía a través del Servicio Geológico Minero, en Sinaloa son 13 las regiones mineras, mismas que se encuentran distribuidas a todo lo largo de la sierra. En tales regiones, la evolución de las áreas concesionadas a empresas del ramo ha tenido un crecimiento inusitado. Si en el año 2002, las empresas mineras tenían 894 concesiones, para el año 2015 tal cantidad ascendió a 1 mil 496, beneficiándose de ellas principalmente empresas canadienses, australianas, norteamericanas y chinas. 
     
    Bien, pues las concesiones son para explotar el subsuelo de tierras nacionales: en el año 2002, la superficie concesionada era de 385 mil 005 hectáreas, cantidad que fue creciendo, más que cuadruplicándose, hasta alcanzar la cifra de 1 millón 750 mil 498,  para el año 2015 (Secretaría de Economía, Panorama Minero del Estado de Sinaloa, 2016). Esas concesiones se hicieron en las zonas mineras que se ubican en seis municipios completos (Choix, Sinaloa, Mocorito, Cosalá, San Ignacio y Concordia), pero también en las partes serranas de El Fuerte, Culiacán, Mazatlán, Rosario y Escuinapa. 
     
    Esto es: tales zonas mineras, con sus explotaciones, se encuentran justo en los municipios y zonas donde operan gavillas que se dedican a la siembra y cosecha de enervantes y, en años recientes, donde la violencia física se ha incrementado con el consecuente desplazamiento de población. Así las cosas.
     
     
    El autor es doctor en Ciencias Sociales, catedrático de la UAS y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Especialista en temas de migración.
     

     

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